'El insoportable peso de un talento descomunal': un meme en pantalla grande

En la segunda película de Tom Gormican, Nicolas Cage interpreta a Nicolas Cage o, mejor dicho, a una caricatura de la combinación entre intérprete inagotable, estrella de Hollywood e icono viral que responde a ese nombre; el tipo de papel, pues, hacia el que el actor parece haber estado dirigiendo su carrera al menos desde que empezó a capitalizar la obsesión que su salvaje método provoca tanto en seguidores como en detractores. En otras palabras, ‘El insoportable peso de un talento descomunal’ vendría a ser un meme hecho largometraje.

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La película coquetea con el comentario metatextual sobre la distancia que separa las aspiraciones de Cage de las expectativas del público, dando así muestras de aspirar a ser algo parecido a ‘El ladrón de orquídeas’ (2002). Sin embargo, carece de la sofisticación y la sustancia necesarias para lograrlo. En la práctica funciona más bien como una comedia de acción, resultona pero visualmente anodina, que basa casi todo su sentido del humor en la alusión jocosa a películas previas del actor; un afable muestrario de sus logros en el que, eso sí, se echan en falta mucha más inventiva, más experimentación y más profundidad.

Gormican parece esperar que el espectador se admire de la deportividad con la que su protagonista acepta las críticas a pesar de que, en realidad, todo en ella es peloteo; el retrato que emerge de su metraje es el de un gran artista entregado a su profesión, sus fans y su familia. Estar de acuerdo con que Cage merece un homenaje no es incompatible con lamentar que este homenaje en concreto, en lugar de explorar y explotar las habilidades de su héroe, se limite a dorarle la píldora a lo bruto.