Crítica de cine
'Tenéis que venir a verla': las esperanzas aún no dilapidadas
Sin ser una película abiertamente política, el nuevo trabajo de Jonás Trueba es un filme de resistencia, franco, directo, que reflexiona sobre las ideas y las ideologías, la vida en la ciudad o fuera de ella, la maternidad y el desencanto
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Después de su mayestática ‘Quién lo impide’, documento y ficción al mismo tiempo que giraba en torno a un grupo de adolescentes filmados durante años y sus deseos para un futuro que acabó cercenando la pandemia y el confinamiento, y que tuvo distintos montajes hasta alcanzar una versión definitiva de cuatro horas de duración, Jonás Trueba regresa a terrenos más minimalistas en todos los sentidos con ‘Tenéis que venir a verla’. El título es una proclama en toda regla –tenéis que venir a verla… ¡a las salas de cine! – y la historia se concentra en un corto espacio de tiempo, prácticamente en un mismo escenario, solo con cuatro personajes protagonistas y 64 minutos de duración.
Es metraje más que suficiente para relatar el reencuentro entre dos parejas y sus discusiones y charlas en torno a las ideas y las ideologías, la vida en la ciudad o fuera de ella, la maternidad, el desencanto, las esperanzas aún no dilapidadas. Dos intérpretes habituales en el cine del director de ‘La reconquista’, Itsaso Arana y Francesco Carril, junto a dos debutantes en su obra, Irene Escolar y Vito Sanz, encarnan, representan, los ideales, aún no perdidos, de la generación ‘millennial’. En el fondo, sin ser una película abiertamente política, es un filme de resistencia, franco, directo, fluido, algo triste, bien construido alrededor de sus cuatro intérpretes y con una hermosa coda de carácter experimental.
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