Estreno

'Mr. Wain': locura por los gatetes

El 'biopic' sobre el excéntrico dibujante de gatos permite a Benedict Cumberbatch exhibir un amplio catálogo de tics actorales

Mr Wain

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Nando Salvà

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Louis Wain veía a los gatos como sus almas gemelas, y la compulsión que desarrolló por dibujarlos -primero desde el naturalismo, luego antropomorfizándolos y por último acercándose al surrealismo y la psicodelia- no solo normalizó el estatus de esos felinos como animales de compañía sino también anticipó la actual obsesión colectiva por ellos. Al menos eso es lo que sostiene este biopic, que pasa su primera mitad tanto dejando claros el talento extraordinario y las tendencias antisociales de Wain como retratando su trágica historia de amor, y dedica la segunda a contemplar su cada vez más errático comportamiento. Entretanto, la película utiliza las abundantes excentricidades de su protagonista a ratos para hacernos reír y a ratos para conmovernos, y en todo momento para permitir que el actor Benedict Cumberbatch exhiba un amplio catálogo de tics.

El director Will Sharpe, asimismo, recurre a una creciente sucesión de florituras visuales que intentan reflejar la personalidad y la mirada caleidoscópica de su héroe, pero las maneja con tan poco rigor y tan poca intuición que no tardan en resultar tediosas, y en ningún caso compensan por los toscos simbolismos de los que ‘Mr. Wain’ abusa, ni por su exceso sentimentalismo ni, por supuesto, por su flagrante cinismo. Es una película que quiere hablar de muerte y traumas y pobreza pero también sobre adorables gatetes, y que da por buena una teoría sobre su protagonista ampliamente discutida por los expertos -que Wain era esquizofrénico, y que esa condición fue el motor de su arte- para perpetuar obtusos estereotipos sobre las enfermedades mentales.

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