CRÍTICA DE LIBROS

'Los abandonos' de Russell Banks: las mentiras de la memoria

El escritor norteamericano sustenta su novela en una reflexión sobre la autobiografía concebida como manipulación

Russell Banks

Russell Banks

Sergi Sánchez

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Es posible que a los cinéfilos les parezca un poco extraña, por no decir inverosímil, la excusa que Russell Banks se inventa para vertebrar esta singular novela confesional. ¿Acaso existiría un director de cine que utilizara la última entrevista que concede para hablar de su obra precisamente para no hablar de su obra? ¿Acaso el entrevistador se lo permitiría? ¿Acaso la revelación de secretos insondables sobre su vida, narrados en clave literaria, resistirían el formato del documental biográfico de cabezas parlantes? Muy pronto sospecharemos que Banks no pretende ser fiel a la realidad de las mecánicas fílmicas, por mucho que en los agradecimientos de 'Los abandonos' figure el cineasta Atom Egoyan, porque lo que le interesa es sacar del proceso lo que de ficción tiene el documental, o lo que de mentira tiene la autobiografía. Porque muchos de los pecados cometidos por Leonard Fife, ese documentalista al borde de la muerte que habla ante la cámara para redimirse, no es otro que un alter ego de Banks, cuya atribulada vida, trenzada de familias abandonadas y divorcios difíciles, es parte de la materia prima de la novela.

 Si, en 'Los hechos', Philip Roth necesitaba que su doble ficticio Nathan Zuckerman le dijera que su literatura era más fiel a la verdad cuanto más mentía, Banks/Fife se rodea de una serie de personajes -sobre todo, Malcolm, el displicente director del documental y exdiscípulo suyo, y Emma, su esposa, a la que va dedicada su larga, discontinua confesión- que le recuerdan que lo que está contando no cuadra con su biografía oficial, que muchas de las cosas que vende como primicia pueden ser (o no) pura invención. Así las cosas, 'Los abandonos' se convierte muy pronto en una reflexión sobre la autobiografía como arte de la mentira, y, por lo tanto, de la mentira como arte de la supervivencia. Son los lectores los que, como testigos de esa mentira, la validan, porque si no, “no hay un eje inamovible, no hay un centro en su universo, ni campos gravitatorios de control ni un sol que todo lo una”. La memoria, pues, es ficción, y Banks, que tiene extraordinarias novelas ('Como en otro mundo', 'Aflicción') sobre cómo el trauma ha modelado el imaginario colectivo y la identidad, la utiliza para examinarse a sí mismo y psicoanalizar al género memorialístico.

En una prosa que utiliza el presente de indicativo para desplazar el pasado a la escena del crimen (o de la entrevista) con una diáfana intensidad visual, como si las imágenes del pasado se manifestaran in situ en el plató de rodaje, 'Los abandonados' se interesa mucho más por los traumas íntimos que por los creativos. Malcolm se queja de que Fife no habla de sus grandes éxitos, y aunque consigue sacarle información del documental 'Entre la niebla', sobre las pruebas que los norteamericanos hicieron con armas químicas en la canadiense Gagetown, y del retrato que hizo de un sacerdote acusado de abusos sexuales, Fife prefiere hablar más de literatura que de cine, más de sus errores vitales que de sus bondades artísticas. Cualquiera diría que Banks se está despidiendo de nosotros, buscando el perdón de su esposa y la empatía de sus seguidores. Por nuestra parte, cuenta con ella, incondicionalmente.

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