Crítica de música

Marta Mathéu y su canto luminoso en el Palau

La soprano de Tarragona fue aclamada por su canto versátil y expresivo en un recital de ‘Lied’ acompañada por Francisco Poyato

Marta Mathéu, en una actuación en el Auditori

Marta Mathéu, en una actuación en el Auditori / Facebook

Pablo Meléndez-Haddad

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La soprano Marta Mathéu junto al pianista Francisco Poyato, ofrecieron en el Palau un recital con obras de Schumann –una selección de su ciclo ‘Myrten, Op. 25’–, Toldrà y Montsalvatge en un recorrido que saltaba del Romanticismo al ‘Noucentisme’ de Carner y al antillanismo.

La voz de Mathéu, flexible y poderosa, se vio en su elemento en las piezas seleccionadas, encontrando en el piano de Poyato un cómplice atento. ‘Widmung’, la primera de las canciones de Schumann, marca este viaje por el amor fraterno compuesto por 26 poemas de Rückert, Goethe, Mosen, Heine, Byron, Moore y Burns escrito después del ‘Op 24’, –los nueve ‘Lieder’ del ‘Liederkreis’– y que el autor regaló a su esposa para su cumpleaños. Schumann indica que se debe interpretar viva y fervientemente, elementos que estuvieron presentes en este arranque que mostró a una Mathéu de perfecto dominio del idioma y del estilo, aunque se apreció también su intención de contenerse. Todo estuvo muy matizado, y quizás faltó un poco de transparencia en los ornamentos, por ejemplo, en el ‘Lied der Suleika’, contrastando correctamente el melancólico 'Mein Herz ist schwer' con ‘Was will die einsame Träne?’, que exige un ‘profundo sentimiento’.

Mucho más suelta se le vio a la soprano en las ‘Cinco canciones negras’ de Montsalvatge que Mathéu desgranó acariciándolas y disfrutándolas, aunque no tanto como en ‘Els albercocs i les petites collidores’ de Eduard Toldrà que ambos intérpretes dejaron para el final. En estas cinco deliciosas canciones, como sucede en los 'Lieder' de Schumann, canto y piano compiten por la preeminencia de las líneas melódicas creando un equilibrio perfecto: si su pianismo es sublime, también lo son sus canciones, y este es un ejemplo de ello, dando espacio para el lucimiento tanto de Poyato como de Mathéu.

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