Crítica de cine

'Fantasías de un escritor': en la cabeza de Philip Roth

Un filme magnífico de Arnaud Desplechin sobre las obsesiones y los miedos, tanto de quien crea como de quien es creado

Denys Podalydès y Lea Seydoux, en 'Fantasías de un escritor'

Denys Podalydès y Lea Seydoux, en 'Fantasías de un escritor' / EPC

Quim Casas

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En la primera secuencia, una mujer (Léa Seydoux) se presenta al espectador. Dice tener 33 años, estar atrapada en un matrimonio sin amor, aunque con una hija adorable de cuatro años, y mantener relaciones con Philip, un conocido novelista estadounidense que vive en Londres con su esposa. Después vemos a la mujer inglesa (nunca sabremos su nombre) en el apartamento que Philip (Denys Podalydès) utiliza como lugar de trabajo. Él le pide que cierre los ojos y que lo describa todo. La mujer lo hace y termina diciendo que en el escritorio solo hay libros sobre y de judíos.

Es innegable que el Philip de ficción es Philip Roth, el autor de la novela en la que se basa el filme, ‘Engaño’ (1990). Fue la primera en la que Roth se convirtió en el centro de la trama. Él, sus realidades y sus fantasías. Aunque la relación más importante es la que mantiene con la inglesa, la historia explora otras mujeres en la vida del fabulador. ¿Son amores reales o son las ideas que al escritor se le ocurren y vierte en un cuaderno que su esposa descubre? Arnaud Desplechin ha seguido fiel a sí mismo siendo fiel a Roth, y eso es algo muy difícil de conseguir. Su apuesta por la palabra, y el trabajo con los intérpretes para que esa palabra no sea retórica, cansina o meramente representativa, da como resultado un filme magnífico sobre las obsesiones y los miedos, tanto de quien crea como de quien es creado.

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