Estreno

'Internacional', el teatro poético y espiritual de Anna Karasinska

  • La directora polaca debuta en el Lliure de Gràcia con un montaje de creación protagonizado por actores jóvenes no profesionales en su mayoría que aspira a conectar a nivel profundo con el espectador

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Marta Cervera
Marta Cervera

Periodista

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Tener que desaprender todo lo que a uno le han enseñado en las clases de interpretación para afrontar su primer reto en el Lliure es una de las pruebas que han tenido que superar los protagonistas de 'Internacional', primera obra de la directora polaca Anna Karasinska (Lodz, 1978). La primera producción del Teatre Lliure con esta potente creadora se estrena este miércoles en el Lliure de Gràcia, embrión del histórico teatro barcelonés que revolucionó la escena a finales de los años 70 y principios de los 80.

Fabià Puigserver, escenógrafo y director, impulsó una manera de hacer teatro con mayor libertad después de establecerse en Barcelona tras estudiar en Polonia. De alguna manera, la propuesta de Karasinska es una forma de reestablecer el vínculo entre el Lliure y el Este cuando se cumplen 30 años de la muerte de Puigserver y 70 de su llegada a Varsovia, a los 14 años.

Impactar

"Me importa el proceso más que la historia que cuento. Lo importante es impactar, conectar a nivel profundo con el espectador", señala Karasinska, cuyo teatro califican en Polonia como "espiritual". El mismo calificativo ha recibido en su país el teatro de Ivan Viripaiev´, autor que está en la Biblioteca de Catalunya con su primera obra interpretada en catalán.

Seleccionó a los cinco participantes, de entre 19 y 28 años, en un cásting al que acudieron unas 500 personas. "No me preocupa si son actores profesionales porque en mi teatro no hay roles, ni personajes, ni un mundo de ficción o una historia. Diseño experiencias para que ocurra algo, para que conectemos con la manera de pensar y sentir de quien está en escena". El suyo no es un teatro convencional pero a la vez vuelve "a las raíces del teatro" porque busca "arquetipos".

Durante el proceso de trabajo los intérpretes tuvieron que exponer su lado más vulnerable, mostrarse a sí mismos. "Los que hemos estudiado interpretación estamos en desventaja. Hemos tenido que desaprender lo que nos han enseñado para trabajar. Aún me cuesta", confiesa Magí Coma, estudiante del Institut del Teatre. Avo Buchaca, otro estudiante de interpretación; Alba Tortras, bailarina multidisciplinar; Amàlia Cillero, estudiante de Humanidades, y María Moralo completan el reparto.

"Los que hemos estudiado interpretación estamos en desvenataja"

Magí Coma

Queda claro que el proceso descolocó al principio a los participantes al explorar una forma de teatro distinta. "El público verá un serie de imágenes poéticas y a partir de ellas cada cual buscará su significado", comenta la directora. No quiere avanzar nada más de la obra. "No es tanto lo que hacemos en escena sino lo que ocurre en la imaginación del espectador", añade Cillero.

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Karasinska persigue llegar al alma con un método que intenta alejarse de las convenciones para hacer aflorar aquello que realmente importa al ser humano. "El proceso permite crear una declaración autónoma y orgánica libre al margen de la racionalización y de las ideologías de moda", afirma la directora.

"El público verá un serie de imágenes poéticas y a partir de ellas cada cual buscará su significado"

Anna Karasinska

No todo el mundo entendió su sistema. Una asistente de dirección que trabajó con el equipo cinco días expuso sus temores y denunció "malas praxis" vía Twitter, algo que una comisión del Lliure está investigando. En la rueda de prensa de presentación de esta producción todo el elenco cerró filas y apoyó a la directora. Para Juan Carlos Martel, director del Lliure, "lo importante es que el teatro dispone de un protocolo y que se ha activado".