Estreno

La guerra de Ucrania redobla el impacto del 'Wozzeck' de Kentridge en el Liceu

La ópera de Alban Berg vuelve al Gran Teatre, esta vez con puesta en escena del artista surafricano ambientada en la Primera Guerra Mundial

El barítono Matthias Goerne, que estrenó la producción en Salzburgo, protagoniza el montaje

Wozzeck

Wozzeck / EFE / Andreu Dalmau

Marta Cervera

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'Wozzeck', ópera vanguardista de Alban Berg, regresa al Liceu con una producción del artista surafricano William Kentridge (Johanesburgo, 1955) estrenada con éxito en el Festival de Salzburgo en 2017. El mismo protagonista de entonces, el barítono Matthias Goerne, encarna al antihéroe que da título a la dura obra, un hombre pobre maltratado por la sociedad que acaba destruyendo aquello que más ama. Annemarie Kremer (Marie), Torsten Kerl (Tambor Mayor), Mikeldi Atxalandabaso (Capitán) y Peter Rose (Doctor), entre otros, completan el reparto que actuará con la Orquesta Sinfónica del Liceu dirigida por Josep Pons a partir de este domingo en el Gran Teatre. Hay programadas seis funciones sin contar la previa para menores de 35 años este viernes. Menos que las 10 que se hicieron en 2005, la última vez que se programó este título, con un montaje firmado por Calixto Bieito abucheado el día del estreno.

La puesta en escena de Kentridge utiliza un colage con títeres, animación, dibujos, proyecciones y coreografías para situar la acción y reflejar la mente de Wozzeck, sus miedos y premoniciones. La lectura será otra ahora con guerra en Ucrania, adelanta Goerne: "Los últimos 15 minutos parecen haber sido creados para este momento dada la situación en Europa. Es un manifiesto brutal".

El cantante que participó en el requiem antibelicista de Britten a principios de temporada, añade: "He hecho muchas producciones de 'Wozzeck' pero están lejos del clímax teatral que se alcanza en esta".

Los últimos 15 minutos parecen haber sido creados para el momento actual. Es un manifiesto brutal

— Matthias Goerne

La obra está inspirada en 'Woyzeck', una pieza teatral de Georg Büchner (1813-1837) basada en el caso real del joven soldado Johann Christian Woyzeck. Situado en la confluencia del romanticismo y del realismo social, el drama plasma la miseria y la desesperación de las clases desfavorecidas en una sociedad capitalista.

Guerra y deshumanización

Kentridge, aclamado artista visual, subraya en esta versión la deshumanización que Berg plasmó en esta obra. El compositor reflejó lo que vio representado en 1914, antes de estallar la Primera Guerra Mundial. Ser destinado al Ministerio de la Guerra y no al frente le permitió seguir con la creación de la ópera, precursora del expresionismo alemán, que estrenó en 1924 en la Ópera Estatal de Berlín con gran éxito. Kentridge traslada la acción a ese conflicto que asoló Europa. Los paisajes a carboncillo proyectados inciden en un contexto devastador. Todas esas heridas y violencia de los campos de batalla que se van acumulando en la mente del soldado Wozzeck, oprimido por su capitán y por un médico que realiza una insólita experimentación clínica con él. Descubrir que su compañera Marie, con quien tiene un hijo, lo engaña con Tambor Mayor será el golpe definitivo para él, que acaba asesinándola y suicidándose después. Tanto la guerra como los feminicidios siguen a la orden del día en el siglo XXI.

Es una obra inmensa. Solo Bach podría estar a su lado en cuanto a perfección interna

— Josep Pons

'Wozzeck' alterna lo cómico con lo espeluznante. La música atonal y el canto hablado predominan en una partitura dividida en tres actos, cada uno dividido en cinco escenas. "Es una obra inmensa. Solo Bach podría estar a su lado en cuanto a perfección interna", destaca Pons. "Musicalmente es una sucesión de estilos diferentes que obedecen a una estructura clásica", señala el maestro, máximo responsable musical del Liceu. "Y rítmicamente va al límite, mucho más que Stravinski. Berg, que no tenía elementos suficientes para hacer música como harían después Berio y Ligeti, combina partes tonales, atonales y un incipiente dodecafonismo".

Kentridge, artista comprometido y combativo desde los tiempos del Apartheid, que conoce tanto el dibujo y la escultura como el teatro , el cine y el videoarte, ha trabajado en diversas óperas. Se introdujo en el género con 'Il Ritorno d’Ulisse' (1998) versión abreviada de la ópera de Claudio Monteverdi 'Il ritorno de Ulisse in Patria' (1640). Ha montado títulos como 'La flauta mágica' de Mozart, 'La nariz' de Shostakóvich y 'Lulú', de Berg. Como en otras ocasiones, en este montaje se ha acompañado de un equipo de fieles colaboradores, entre otros, Luc de Wit (codirector de escena), Sabine Theunissen (escenografía) y Catherine Meyburgh y Kim Gunningentre (videoproyecciones), Greta Goiris (vestuario) y Urs Schönebaum (iluminación).

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