Óbito

Muere el escritor Domingo Villar a los 51 años

No pudo superar la hemorragia cerebral por la que permanecía desde la madrugada del lunes ingresado muy grave en el hospital Álvaro Cunqueiro

A. L. / A. O. / A. A.

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Un fallecimiento de impacto para el mundo de la novela negra en España y en especial, para los miles de lectores que se engancharon a la saga protagonizada por el carismático inspector Leo Caldas. El escritor vigués Domingo Villar ha muerto a los 51 años de edad.

Desde la madrugada de este lunes que Villar se debatía entre la entre la vida y la muerte. Había ingresado en una unidad de cuidados intensivos del Hospital Álvaro Cunqueiro tras sufrir una hemorragia subaracnoidea, que es el sangrado en el espacio entre el cerebro y la membrana que lo rodea.

El padre literario del inspector Caldas fue trasladado en ambulancia al centro hospitalario de Beade alrededor de las 5:00 horas de la pasada madrugada. Durante todo este tiempo su estado de salud ha sido muy grave, de muerte cerebral. Sin embargo hasta el último momento el entorno del escritor mantenía la esperanza de que lograse recuperarse, algo que finalmente no ha sucedido confirmándose su muerte al final al filo de las ocho horas de esta tarde.

Aunque residente en Madrid desde hace tres décadas, Villar (Vigo, 1971) se encontraba en su ciudad natal cuidando a su madre cuando le sobrevino este grave problema de salud.

Domingo Villar es el principal exponente del 'boom' de la novela negra en Galicia gracias a la saga de obras protagonizada por el inspector Leo Caldas. Esa trilogía —'Ojos de agua', 'La playa de los ahogados' y 'El último barco'— está ambientada en distintos escenarios de la ría de Vigo y su entorno.

Artesano que contaba historias

A Villar, que entendía la literatura como un "espacio de resistencia ante el ruido, un lugar para la reflexión, el recogimiento y la calma", le gustaba describirse como "un pesimista alegre" y como "un artesano que cuenta historias despacito y que habla de personajes emocionados", señalan desde su editorial, Siruela, añadiendo cómo era capaz de "sorprender por su memoria y la palabra siempre precisa" y por su "humildad, que contrastaba con su extensa cultura de la que nunca hacía gala" y cómo "gozaba de los pequeños placeres de la vida, la comida, los amigos, la música, la lectura, su Celta de Vigo y, sobre todo, la familia, con su inseparable Bea y sus tres hijos, Tomás, Mauro y Antón". 

Villar había estrenado su serie negra (que sería traducida a 15 idiomas y ha logrado premios como el Novelpol o el Brigada 21) en 2006, con ‘Ojos de agua’, que ya a por la 23ª edición. Para ella había creado a Leo Caldas, un inspector melancólico y solitario, trasunto del propio autor. En 2009 llegaría ‘La playa de los ahogados’, que le consagró en el panorama internacional del género (20 ediciones) y fue llevada al cine por Gerardo Herrero con Carmelo Gómez como protagonista. 

Una década

Diez años después, para la tercera entrega acabó descartando un manuscrito que ya tenía escrito porque no estaba satisfecho con el resultado y empezó de cero el que sería el regreso del inspector Caldas: ‘El último barco’, donde planteaba la desaparición de una joven en la ría de Vigo. En junio de 2020 ya había superado los 100.000 ejemplares vendidos.

Recientemente había publicado ‘Algunos cuentos completos’ (Siruela), donde reunía diez relatos escritos a lo largo de los años y que se decidió a sacar a la luz durante la pandemia ilustrados con linograbados por su amigo el pintor Carlos Baonza.

Proyectos en marcha

En los últimos meses, según sus editores, tenía varios proyectos entre manos: había terminado una obra de teatro, trabajaba ya en un cuarto caso del inspector Caldas y preparaba una serie televisiva de su personaje dirigida por los hermanos Coira. 

"La ciudad de Vigo, la ría, el clima, esa doble manera de ser ciudad rural y urbana a la vez, ser territorio de frontera... Todo ello hace una implosión en mi manera de escribir", reflexionaba Villar en la última entrevista que concedió a 'Faro de Vigo', el pasado marzo, con motivo de su reconocimiento como Vigués Distinguido.