40 edición del certamen

El Cómic Barcelona traspasa el papel en busca del ‘mainstream’

El certamen explora el mundo del rol, la fantasía y el anime consciente de que debe encontrar nuevas formas de consumo para no estancarse

Alba Casanovas Torre

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Cualquier personaje de cómic tiene una historia. Además, extraordinaria. Por eso merece ser contada. Los fans de las viñetas van más allá: las viven. Sobre todo después de que el Cómic Barcelona no se haya celebrado de forma presencial los últimos tres años por la pandemia. Así, este fin de semana acuden a la Fira de Montjuïc de Barcelona sin disimular, arrancándose la camiseta como Clark Kent antes de mostrar su verdadera identidad, Superman. Como si de un superhéroe se tratase, el salón celebra 40 ediciones con una misión de pura abnegación: conseguir un relevo generacional. No hay término medio: es eso o dejarlo en un rincón sombrío para un reducto de incondicionales.

Las viñetas necesitan nuevas formas de consumo y el certamen ha tenido tiempo para gestar dos espacios que permiten explorar otras narrativas para acercarse al ‘mainstream’. La fantasía es una puerta directa al cielo y el nuevo espacio Comic Fantasy la vincula con los juegos de rol, donde los aficionados asumen el papel de los personajes imaginarios que tanto admiran. Además, el mundo fantástico se nutre de los vistosos ‘cosplayers’, los fans disfrazados.

“Creamos nuestro propio cómic”

“Las viñetas te cuentan la fantasía, pero el mundo del rol te permite vivirla. De esta manera, somos los creadores de nuestro propio cómic”, asegura Camillo Cingolani, máster y participante la comunidad Hispahammer Cosplay, basada en juegos y las historietas de Warhammer.

Para comprenderlo, explica cómo sucede. “El universo fantástico está inventado y determina las reglas del juego, pero en el momento que asumes un papel activo, tienes que tomar las decisiones del personaje. Por tanto, te conviertes en el protagonista y creas la historia que quieres”, detalla rodeado de sus compañeros de juego.

Las viñetas, reflejo de la sociedad

Joan Ivars dice que es un ‘cosplayer’ “a muerte” del Universo DC a la vez que enumera todos los disfraces que él mismo ha hecho a mano: el de Batman, Superman y, entre otros, la versión masculina de Wonder Woman. Se desvive por el 'cosplay' porque primero se aficionó a los cómics de pequeño. “Gastaba mi paga semanal, de 500 pesetas, en tebeos”, admite. Por eso, en su librería acumula más de 300 ejemplares. “El público y el cómic evolucionan juntos porque las viñetas son un reflejo de la sociedad”, opina.

Esgrime sus motivos con ejemplos prácticos. “La Lois Lane de los años 70 del siglo pasado era una periodista muy agresiva porque estaba en un mundo de hombres. Ahora está rodeada de otras mujeres y se muestra más amable y relajada”, considera. También recalca que “las viñetas de ahora son más inclusivas, han introducido a personajes homosexuales y transexuales”. 

Captar el público cinéfilo

Las adaptaciones de las viñetas a películas de anime asoman cada vez más en los cines y los formatos serializados, en las plataformas de ‘streaming’. En este sentido, el certamen ha inaugurado el espacio Comic Vision con el fin de ganar adeptos a través de las pantallas.

El sector ya ha conseguido, por lo menos, un aficionado más. Es el caso de Sergio Pintos, que a sus 12 años es un fan de las historietas de Mortadelo y Filemón. Lo dice con dos libros del manga Mashle en sus manos. Nadie le habló de estas tramas hasta que sus amigos les recomendaron ver una película de Haikyü!!.

A partir de allí, se interesó por este género que es incompatible con la tinta digital de los libros electrónicos, que busca renovarse y celebrar muchas ediciones más del Cómic Barcelona.  

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