HE VENIDO A HABLAR DE MI LIBRO

Elia Barceló: "Hace tiempo decidí dar más protagonismo a las mujeres mayores en mis novelas"

La escritora alicantina escribe sobre su última novela, 'Muerte en Santa Rita', una trama criminal en lo que fue un antiguo balneario con guiños a Agatha Christie

La escritora Elia Barceló, en una imagen de archivo.

La escritora Elia Barceló, en una imagen de archivo.

Elia Barceló

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Cuando un autor o autora empieza a pensar en la historia que quiere narrar, tiene que decidir, entre muchas otras cosas, qué tono va a darle a su novela, lo que no es una decisión ni fácil ni baladí, pues de eso depende el tipo de obra que terminará siendo.

Desde el primer momento en que apareció el embrión de Muerte en Santa Rita (Roca editorial) en mi mente supe con total claridad que esta vez se iba a tratar de una novela luminosa, con la que los lectores pudieran sonreír también, aunque estuviera llena de secretos oscuros, como todas las mías. Tenía que haber un crimen, por supuesto, pero iba a ser un crimen poco convencional, en el sentido de que el cadáver no aparece hasta pasada la página cien, no se sabe si ha sido accidente o asesinato, a nadie le preocupa la muerte de la víctima y casi todos los personajes han tenido motivo y ocasión.

Si esto suena un poco a Agatha Christie es precisamente porque con Muerte en Santa Rita hay un guiño ya desde el título a la autora que tantos veranos felices me hizo pasar con sus novelas enigma que tienen lugar en castillos ingleses entre miembros de la clase aristocrática. En mi caso, sin embargo, los personajes son españoles y de lo más normal. Lo que los hace diferentes es que viven juntos en un gran edificio, que en tiempos pasados fue un balneario y está rodeado por un enorme jardín. En esa comunidad transgeneracional conviven personas muy jóvenes con otras de mediana edad y algunas ya ancianas, apoyándose y acompañándose unos a otros en provecho de todos. Por eso puede decirse que El Huerto de Santa Rita es, en sí mismo, un personaje más que condiciona las vidas de todos y guarda entre sus muros los secretos de cuatro generaciones.

Como en muchas de mis novelas, una buena parte de los personajes centrales son mujeres, y casi todas ellas han dejado atrás su juventud hace bastante tiempo, pero son personas llenas de vida, de proyectos y de ganas de labrarse un futuro. Sofía, la dueña de Santa Rita, tiene noventa y dos años y es escritora; su mano derecha y mejor amiga, Candy, tiene más de setenta; Greta, su sobrina y traductora, sesenta y pocos. También hay hombres de varias edades, y estudiantes jóvenes, pero hace tiempo decidí dar más protagonismo a las mujeres mayores y mostrar en mis novelas algo que sabemos de la realidad pero que, en muchos casos, -sobre todo en el cine, el teatro y la narrativa- parece que preferimos olvidar: que a los cincuenta años no se acaba la existencia de una mujer, que es a partir de ahí cuando una tiene un pasado a sus espaldas y más de treinta años por delante (según las estadísticas), que la experiencia es un valor y que las mujeres debemos tener, tanto en el arte como en la vida, muchos papeles, no solo el de víctima.

Se trata de una novela amable, para todos los públicos, para todas las edades, una novela para pasarlo bien, cerrarla con una sonrisa y, a la vez, reflexionar sobre muchos temas importantes: la vida, la muerte, la culpa, la convivencia, el amor, lo que se oculta, lo que se calla, el pasado que nos ha hecho ser quienes somos y nos ha marcado, aunque se trate de actos cometidos por las generaciones anteriores, incluso antes de que nosotros naciéramos.

Cuando acabé Muerte en Santa Rita ya tenía claro que con una novela no iba a ser bastante para contar todo lo que yo ya sabía de su historia y de sus personajes, de modo que me puse de inmediato con la siguiente y lo más probable es que acabe convirtiéndose en una breve serie de novelas que redondeen el mundo que está en mi mente y permitan al público lector sumergirse tanto en la vida actual como en el pasado de Santa Rita a través de casos criminales siempre un poco diferentes de lo habitual (o al menos, eso espero).

Esta novela ha surgido de un enamoramiento -los personajes, la historia, la trama, la luz, la vegetación, la comida- y espero contagiar ese entusiasmo a quien la lea, hacer que disfrute de sus peripecias durante un par de días y que guarde algunas reflexiones e imágenes para después.