Festival D’A

‘La chica de Dak Lak’: una observación de la vida en Vietnam

El certamen barcelonés ha presentado en su sección ‘Un impulso colectivo’, dedicada a los nuevos talentos del cine español, ‘La chica de Dak Lak’, realizada por Pedro Román en Vietnam

Un fotograma de 'La chica de Dak Lak', de Pedro Román

Un fotograma de 'La chica de Dak Lak', de Pedro Román / EPC

Quim Casas

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La chica de Dak Lak’ observa durante semanas el día a día en la vida de una joven campesina vietnamita, Surong, que deja la casa familiar en el campo para ganarse la vida en la ciudad. La primera pregunta al director Pedro Román es obligada: ¿Se fue a Vietnam para realizar esta película o estaba en Vietnam y ahí surgió la idea de hacer el filme? «En 2014 me fui a Vietnam y, cuatro años después empezó a gestarse el proyecto. Un día vi a tres chicas que hacían de camareras en un restaurante. Generalmente viven en el mismo local o por la zona. Las observe y durante horas no pasaba nada. Ese patrón se repitió durante varias semanas y empecé a pensar en la idea de la película».

El filme está co-realizado con Mai Huyen Chi, que se unió desde el principio al proyecto. «Por el tema del idioma, ella se ocupó más de la dirección de actores, pero ha sido un trabajo de codirección», comenta el cineasta. El reparto está formado íntegramente por intérpretes no profesionales. Según Román, «siempre busqué el equilibrio entre lo que ellas podían aportar y lo que nosotros queríamos que aportaran». El planteamiento general es el de la observación de ciertos momentos en la vida de estas personas.

Varias semanas de ensayos

La película comienza con una secuencia en el pueblo de Surong, y la casa que sale es la propia casa de la joven que la interpreta, así como su propia familia. También la señora del restaurante donde Surong encuentra trabajo en la ciudad es la propietaria del local. El proceso fue laborioso: «Tuvimos tres o cuatro semanas de ensayos para ir viendo cómo se movían ellas en las localizaciones, como servían la comida. Hacíamos algunos ejercicios de improvisación. Teníamos un guion con las escenas diseñadas, pero sin diálogos. Les decíamos que una cosa determinada se tenía que mencionar en la conversación, pero no la manera en que debían de decirlo», nos explica el director.

En este tipo de documentales observacionales protagonizados por no profesionales, la selección del reparto, y la complicidad previa que se establece con sus integrantes, resulta esencial. Román explica que «hicimos un casting híbrido, pusimos anuncios y por las calles buscábamos a gente. Hay un chico en el filme que es un vendedor de pájaros. Íbamos en moto, lo vimos en la calle, paramos y le comentamos si quería participar. No hay nada escrito para él en la película, simplemente es él».

La historia de Surong, la joven actriz, es similar a la de la Surong de ficción que interpreta. Ella es de una provincia limítrofe. Vino al casting en Saigón porque ella también quería dejar el pueblo y buscarse la vida en la ciudad.

Del cine vietnamita llegan muy pocas cosas a Occidente. El caso de Tran Anh Hung (‘Cyclo’) es aislado. Para Román, la situación puede revertir: «En Vietnam se produce bastante cine, pero es muy comercial. Las principales cadenas de cine son también productoras, distribuidoras y exhibidoras y, generalmente, se hacen películas de terror adolescente y comedias de pantomima. Pero hay en este momento una nueva ola de directores muy interesantes que están produciendo sus primeros largos». Román cita a Ta Minh Duc, director de fotografía de ‘La chica de Dak Lak’, que está preparando su primer filme.

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