Crítica de cine

'Dónde está Anne Frank': la amiga imaginaria

Ari Folman compone un filme de animación algo cándido pero muy delicado que vuelve a poner en valor un símbolo de la resistencia antinazi

Anne Frank

Anne Frank

Quim Casas

Quim Casas

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Hollywood inmortalizó según las directrices del buen ‘biopic’ la trágica historia de Anna Frank en una película de 1959 dirigida por George Stevens y protagonizada por Millie Perkins, ‘El diario de Anna Frank’. Más de 60 años después, el personaje sigue siendo, por supuesto, un símbolo de la resistencia contra la barbarie nazi, aunque nada impidiera que finalmente fuera arrestada y enviada a un campo de exterminio, donde pereció.

El cineasta israelí Ari Folman vuelve al personaje a través de un filme de animación algo cándido cuyo mayor interés reside en su punto de vista: la dolorosa historia de Anna, la reclusión con su familia en una buhardilla de un piso de Ámsterdam durante años y todo aquello que vertió en su célebre diario, está planteado en ‘Dónde está Anne Frank’ desde el punto de vista de Kitty, su amiga imaginaria, a la que explicaba sus experiencias en aquel diario.

La pelirroja Kitty aparece hoy, en el Ámsterdam actual, en el museo dedicado a la memoria de Anna, invocada desde las páginas del diario, sin saber lo que le ocurrió a la muchacha que la inventó. Lo que descubre ella es lo que sabe el espectador. El estilo de animación del filme es muy delicado, distinto al de ‘Vals con Bashir’, el filme más célebre de Folman, pero la interacción establecida entre el Holocausto y la situación actual de los emigrados aparece un tanto forzada aunque, por supuesto, necesaria.