El cine como espejo

"¿Tú también sales?": así fue el preestreno de 'Alcarràs' en Lleida

El retrato del mundo rural que brinda la película de Carla Simón causa conmoción entre el público congregado en la Llotja de la capital del Segrià

Preestreno de 'Alcarràs' en la Llotja de Lleida

Preestreno de 'Alcarràs' en la Llotja de Lleida / Albert González Farran

Rafael Tapounet

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Los siete minutos largos de aplausos con los que el público, puesto en pie, premió la película de Carla Simón ‘Alcarràs’ en su preestreno oficial en el auditorio de la Llotja de Lleida tuvieron para la directora un significado muy especial. Una emoción distinta a la que se vivió cuando el filme cautivó por sorpresa a la Berlinale y cuando se presentó ante una platea entregada en el festival de Málaga. Aquellos dos pases fueron dos éxitos incontestables, pero lo que se vivió en Lleida fue otra cosa, porque cuando los casi mil espectadores congregados el martes en la Sala Ricard Viñes (con su pertinente decoración a base de árboles frutales) arrancaron a aplaudir al final de la proyección, lo hicieron aturdidos por la conmoción de haberse visto a sí mismos en una gran pantalla.

En algunos casos, ese verse a sí mismos era literal, porque buena parte de los figurantes que aprecen en ‘Alcarràs’ se desplazaron a la capital del Segrià desde sus pueblos (Aitona, Bellvís, Massalcoreig, Soses, Seròs, Sucs, Fraga… y, por supuesto, Alcarràs) para descubrir la película por primera vez. “¿Tú también sales?”, era la frase más repetida en los accesos a la Llotja poco antes del inicio de la proyección. Pero la pregunta en realidad tenía poco sentido, porque los que no salen también están en la película. La película habla de ellos. Y Carla Simón necesitaba saber que ese reflejo no les decepcionaba. No lo hizo en absoluto.

Un mundo en una escena

Tal vez es poco realista pensar que el retrato que hace ‘Alcarràs’ de una familia de agricultores que asisten impotentes a la desaparición del único mundo que han conocido pueda dar motivos de esperanza a un sector tan castigado, pero lo que es indudable es que le da un motivo de orgullo. Y bien potente. Quizá por eso, cuando la productora valenciana María Zamora, de Elastica Films, remató su breve parlamento inicial con el grito “¡Visca la pagesia i visca el cinema català!”, la platea se vino abajo como si el equipo local acabara de ganar un título. Y por eso también los momentos más celebrados por el público durante el pase fueron esas escenas aparentemente intrascendentes en las que se concentra una manera única de entender la vida: la familia reunida en una caracolada junto al huerto, el ‘padrí’ desayunando en silencio pan tostado con alioli y arenques, las ‘tietes’ discutiendo sobre la mejor manera de hacer un sofrito…

“Esta película nos explica al mundo y lo hace con nuestras palabras”, afirmaba exaltada la alcaldesa de Aitona, Rosa Pujol, después de la proyección. “Es un conmovedor canto a la dignidad y a la historia que hay detrás de cada palmo de nuestra tierra cultivada”, apuntó la ‘consellera’ de Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, Teresa Jordà, quizá la más cualificada para emitir una opinión entre la nutrida delegación de autoridades desplazadas desde Barcelona y Madrid, con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el ministro de Cultura, Miquel Iceta, a la cabeza.

Carla Simón, entre Pere Aragonès y Miquel Iceta.

Carla Simón, entre Pere Aragonès y Miquel Iceta. / Marc Carnicé /Defoto

Acaba la película, se dispuso una degustación de productos de proximidad sobre una alfombra verde de 700 metros cuadrados que pretendía convertir el espacio aledaño a la Llotja en algo parecido en una finca agraria. Con los ojos como antorchas y los corazones al galope por la emoción de lo visto en la pantalla, los espectadores se lanzaron sobre la coca de recapte y el brownie de pera de Lleida y mantequilla del Cadí mientras Carla Simón, un poco abrumada, sonreía con una mezcla de alivio, cansancio y felicidad.

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