Los discos de la semana

Mariola Membrives, faraona del flamenco y la vanguardia en ‘La Babilonia’

La cantante entrega un desafiante álbum asentado en composiciones propias en el que denuncia el abuso histórico hacia la mujer empleando un lenguaje poético con citas a la remota cultura sumeria 

Los nuevos elepés de Father John Misty, Calexico, Gerald Clayton y Beny Jr & Morad, también reseñados

Mariola Membrives

Mariola Membrives

Rafael Tapounet
Jordi Bianciotto
Ignasi Fortuny
Roger Roca
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Después de hacer severas piruetas entre la canción popular y el jazz de vanguardia (‘La llorona’, 2015) y de aliarse con la guitarra cubista de Marc Ribot a la salud de las viejas tonadas (‘Lorca, Spanish songs’, 2019), Mariola Membrives nos sorprende con un salto mortal. ‘La Babilonia’ impresiona desde su rotundo título, su portada de ciencia ficción y su textura alambicada: casi una hora de música caudalosa con cante flamenco, inclementes tránsitos estilísticos y un relato con fondo feminista tejido a través de claves mitológicas mesopotámicas.

Cojamos aire. ‘La Babilonia’ está aquí para absorber toda nuestra atención con su historia liberadora, reflejo de una memoria antigua, que comienza a serpentear con el quejido desnudo de ‘La cantaora’, calma ‘jonda’ previa a la tormenta. Una remota voz de la conciencia se manifiesta acto seguido, en plural, en ‘La guardiana’, galopando sobre un ritmo ‘funky’ con polución electrónica y un trombón ‘free’: “No hemos venido a acariciarte / No hemos venido a ponernos debajo de tu cuerpo de machote / y a gemir y a gemir hasta que sientas que eres alguien”, canta una Membrives desdoblada. Y la advertencia: “Todo tu poder será tu cárcel”.

Crónica del atropello

‘La Babilonia’ es un álbum de enojado pulso justiciero, hecho no obstante de belleza poética y amor a la vida, con el que esta artista nacida en Andújar (Jaén), crecida en Córdoba y formada en Barcelona (Taller de Músics y Esmuc), rinde cuentas con sus fantasmas (el abuso, la imposición de límites). Se libra a una música emancipada de pautas genéricas, con disonantes guitarras art-rock y cortinas de ‘spoken word’, capas de niebla electrónica y sentidos desvíos líricos violín en mano.

Desarrollada como autora (firma todo el material con dos excepciones: ‘Moonchild’, de King Crimson, y la popular griega ‘Álamo’), y bien asistida, en primer término, por el mutante guitarrista (y productor) Javier Pedreira, despliega una historia convulsa, trabada con citas a la cultura sumeria. De Tiamat, “la primera hembra”, a los preceptos del código de Hammurabi, como esa “Ley 132” según la cual “si a la esposa de un hombre se la señala con el dedo, ella, aunque no haya sido descubierta acostada con el otro varón, tendrá que echarse al divino río por petición de su marido”.

Todo ese asfixiante legado de civilizaciones desfila por el álbum (por ahora en ‘streaming’; el formato físico, disco doble, se aplaza por retrasos de fabricación, habituales estos días) acompañándonos por pasajes fantasmales y ensoñadores, pellizcos de rock y jazz con el aleteo de las palmas, hasta alcanzar la calma sensual de ‘El lecho’, después de la gran quema. En el centro, la voz de Membrives, indomable y perfeccionista, que años atrás rindió honores a ‘Omega’, de Morente, y que ahora avista nuevos horizontes para seguir expandiendo el arte flamenco. Jordi Bianciotto

Otros discos de la semana

Aunque el ‘single’ ‘Goodbye Mr. Blue’ es pariente cercano del clásico ‘Everybody’s talkin’’, el tono general del quinto elepé en solitario de Josh Tillman anda más cerca del álbum de Nilsson ‘A little touch of Schmilsson in the night’, con su suntuoso acompañamiento orquestal, su aire teatral y su evocación fantasmagórica de un paisaje hollywodiense en blanco y negro de botellas vacías, ceniceros llenos y manchas de champán en la alfombra persa. Escapismo inquietante pero arrebatador. Rafael Tapounet

De la tiniebla pandémica sale uno de los álbumes más arrebatadores de Joey Burns y John Convertino, que sacan lustre a su sonoridad mestiza avivando el colorismo del sur con su embrujo del desierto. Canciones que expresan un exotismo teatral valiéndose de la cumbia o el son cubano, manejando guitarras con wah-wah y metales vertiginosos, y reviviendo sus amistades con Gaby Moreno y Jairo Zavala (Depedro). De eso, de celebrar las afinidades, va esta obra rejuvenecedora del grupo de Arizona. J. B.

Era el pianista del añorado Roy Hargrove, o sea que sus credenciales como 'jazzman' con swing son inmejorables. Pero aquí Clayton toca otras teclas: música espaciosa, evocadora, hecha con lo mínimo, a ratos en solitario, otras con la ayuda del batería Justin Brown y de su padre, el sublime contrabajista John Clayton. El dúo con Charles Lloyd toca la fibra, y la versión de 'Damunt de tu només les flors', de Frederic Mompou, con la voz de la portuguesa MARO, da la estocada más honda. Mucha paz. Roger Roca

El dúo de La Florida (L'Hospitalet) se ha juntado para un EP que derrocha estilo y estilos. Solo seis canciones en las que demuestran de sobras su destreza en el 'cara a cara', retando a sus rivales en bases de drill, o mostrando una versión no tan conocida de ambos, la acaramelada. Pero, sobre todo, este EP es amistad, un capítulo que habla del crecimiento que han tenido los dos geniales artistas. Desde la autenticidad y también, claro, del talento. Ignasi Fortuny

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