Crítica de música

La gran 'Pasión' de Herreweghe

El músico belga dirige en el Palau una impresionante versión de la 'Pasión según San Mateo'

Passió

Passió / A. Bofill

Pablo Meléndez-Haddad

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Regresó al Palau de la Música Catalana el Collegium Vocale Gent dirigido por su fundador, Philippe Herreweghe, para ofrecer una de las obras cumbres de Johann Sebastian Bach, la 'Pasión según San Mateo, BWV 244', cuyo estreno español se produjo precisamente en este escenario hace 101 años.

Tanto las voces como los instrumentistas del conjunto belga siguen siendo modélicas para obras de este período, y esta vez se contó con la violinista catalana Maria Roca como concertino en uno de los conjuntos, entregadísima y eficaz en el aria 'Gebt mir meinen Jesum wieder'. Herreweghe conoce esta obra maestra como pocos, de la que ha ofrecido múltiples versiones siempre con criterios de interpretación históricos tanto en los instrumentos como en las voces. Escrita para ser interpretada el Viernes Santo, esta vez la 'Pasión según San Mateo' aterrizó en Barcelona solo tres días antes, resultando una velada inolvidable por la excelencia alcanzada pero también por la cálida respuesta de un público que llenaba el auditorio modernista.

Producción rodada

En esta producción, bastante rodada al estar inmersa en una gira europea que ya casi llega a su fin, el legendario maestro controló con comodidad a ambas orquestas y coros en un diálogo siempre equilibrado, a lo que se sumó un desacomplejado tratamiento de las voces solistas a las que permitió que se expresaran con desenvuelta dramaticidad para regresar después a la calma en los bellísimos corales.

Contando con Reinoud Van Mechelen como un excelente Evangelista, de voz timbrada, amplia tesitura y muy expresivo, el maestro tenía mucho terreno ganado. Dorothee Mields interpretó sus partes con total comodidad, tanto en las arias como en los recitativos, con un timbre luminoso y brillante y con el texto más que asimilado. El contratenor Tim Mead aportó una línea de canto irreprochable, con un genial uso de la 'messa di voce', de la coloratura y del control del 'fiato', destacando en una sentida 'Erbarme dich, mein Gott'. También sobresalió la importante voz de Johannes Kammler, sobre todo en una 'Komm, süsses Kreuzbaix' muy matizada.

El bajo Tobias Berndt, por su parte, fue un Jesús correctísimo, aunque algo gris al no ofrecer una voz de graves rotundos, mientras que el contratenor James Hall conquistaba por el particular barniz de su timbre que hizo olvidar algún problema de afinación.

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