Crítica de cine

'Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore': convencer al convencido

Falta el apego, aunque eso permite, quizá, que la vertiente fan no nuble la visión: esta tercera entrega es una entretenida, pero demasiada larga, película de aventuras y magia más lúdica que escéptica

Jude Law y Eddie Redmayne, en un fotograma de 'Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore'

Jude Law y Eddie Redmayne, en un fotograma de 'Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore' / EPC

Quim Casas

Quim Casas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tercera entrega de la saga de ‘Animales fantásticos’, firmada por un director, David Yates, experto en la materia: filmó las dos anteriores y cuatro películas de la franquicia-madre, la de Harry Potter. Un sobrio Mads Mikkelsen suple a Johnny Depp como el mago tenebroso Grindelwald, y Jude Law gana protagonismo como el maduro Albus Dumbledore después de que Toby Regbo lo interpretada en la edad adolescente en el segundo filme, ‘Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald’. Por lo demás, el mismo estilo, la misma severidad dramática barnizada con elementos de comedia y acción, una secuencia no muy importante en las añoradas –por los fans– dependencias de Hogwarts, efectos visuales un poco cansinos para las escenas de enfrentamientos entre magos y un buen surtido de animales fantásticos, desde la especie de cervatillo que augura quien será el líder de los magos, un puro de corazón, hasta la mezcla de cangrejos y arácnidos que habitan en las siniestras mazmorras donde resta apresado el hermano del protagonista, Newt Scamander, a quien Eddie Redmayne vuelve a otorgar cara de pasmo e ilusión a partes iguales.

Como cualquier otra franquicia cara del universo hollywoodiense, la de ‘Animales fantásticos’ convence a los que ya están convencidos. Valorarla desde la distancia emocional al no conectar con personajes y situaciones siempre es complicado. Falta el apego, aunque eso permite, quizá, que la vertiente fan no nuble la visión: esta tercera entrega es una entretenida, pero demasiada larga, película de aventuras y magia más lúdica que escéptica. Dumbledore, pese a su protagonismo, acaba siendo un personaje muy interesante pero tangencial, devorado por los efectos especiales.

Suscríbete para seguir leyendo