Nueva voz en la narrativa en castellano

María Bastarós, la escritora que lanza bombas contra la normalidad

La autora publica el libro de relatos 'No era esto a lo que veníamos'

María Bastarós

María Bastarós / Xavier González

Elena Hevia

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La suya es una mirada acostumbrada a dirigirse hacia los márgenes, a sospechar de lo establecido y a dejar en evidencia el sistema. Basta remitirse a las pruebas: cuando María Bastarós (Zaragoza, 1987) estudió Historia del Arte las mujeres artistas brillaban por su ausencia. Eso llevó a la historiadora del arte y comisaria a rescatar a creadoras desde una perspectiva de género militante. Su blog ‘¿Quién coño es?’ -se puede decir más fino pero no más claro- fue uno de los primeros en abrir el fuego en ese páramo. Luego llegaron dos ensayos ilustrados, tan bonitos como necesarios, ‘Herstory’ y ‘Sexbook’, y por el camino se fue gestando una vocación literaria que eclosionó en la novela ‘Historia de España contada a las niñas’, confundiendo a algún padre pardillo en las librerías porque aquello no era en absoluto un libro infantil.

La vocación ha crecido y su último trabajo, el libro de relatos ‘No era esto a lo que veníamos’ (Candaya), ha revelado con fuerza una nueva voz intensa e inquietante que bebe en autores foráneos habituados a noquear a los lectores como Agota Kristof o Donald Ray Pollock. Los cuentos de Bastarós están mayoritariamente protagonizados por mujeres, o incluso por niñas, que miran a su alrededor con extrañeza y rabia: “Ellas han conducido sus vidas según ciertas expectativas sociales, interiorizando ciertos mandatos, pensando que alcanzando lo que una mayoría considera normal van a acabar siendo felices. Muchas veces el disparador de los relatos es ese momento de crisis vital en el que se dan cuenta de que no saben lo que quieren ni cómo han acabado teniendo esa vida”, explica en una visita relámpago a Barcelona.

El libro es siniestro en el sentido que los alemanes le dan a la palabra: cómo algo familiar termina siendo perturbador

El desencuentro entre los verdaderos deseos de estas mujeres y su realidad es un abismo oscuro donde la escritora se mueve con soltura: “Hay quien asegura que este es un libro de terror, y no estoy muy segura de que sea exactamente así, aunque haya mucha violencia de todo tipo en él, pero sí es un libro que inquieta en el sentido que le dan los alemanes a la palabra siniestro -‘unheimlich’-, es decir, cómo algo familiar termina siendo perturbador”.  

Bombas de mano

Las mujeres atrapadas de Bastarós se alternan también en estos cuentos con niñas luchando por un deseo que llegan a defender con crueldad, porque el deseo -dice la autora- en la infancia es particularmente poderoso. De ahí que todas las historias funcionen como pequeñas bombas de mano dirigida contra la normalidad.

“Alguien dijo que la normalidad es una aniquiladora de sueños. Y es que cuando intentas encajar en un modelo preestablecido estás renunciando a muchas cosas que a lo mejor ni sabías que existían. Te prometen la felicidad si persigues un trabajo asalariado, una pareja monógama y tener hijos y cuando lo logras te das cuenta de que no, no querías estar ahí. Esto es algo por lo que acaban pagando hombres y mujeres, pero en el caso de estas, con un recorrido tradicionalmente más pautado, el precio es muchísimo más alto y asfixiante”. Las palabras de la autora están cargadas de crítica social, como las que pueblan sus ensayos, pero en el caso de las ficciones -asegura- se ha cuidado bien de que la perspectiva política no encorsete la vida autónoma de sus personajes. 

El paisaje es el mensaje

Y como para apuntalar el carácter inestable de estas mujeres, Bastaros las sitúa en desiertos que el lector podría confundir perfectamente con el Mojave o Colorado, sino fuera porque se trata en realidad de los Monegros o las Bárdenas Reales, su geografía personal. “Nos han contado el mantra de que en la naturaleza podemos ser más felices y nos los repetimos en esos zulos urbanos que alquilamos por 1.200 euros pero eso es también engañoso porque la naturaleza está llena de depredadores y ya no es un lugar seguro para nadie”, dice desmarcándose de esa tendencia a lo neorural de buena parte de la actual narrativa en castellano.

"Alguien dijo que la normalidad es una aniquiladora de sueños"

Es valiente Bastarós. Lo es especialmente en su último cuento, que puede herir sensibilidades. Es el único no protagonizado por una mujer, en el que un hombre lucha contra el deseo imperioso por un bebé, sabiendo muy bien que su inclinación es abyecta: “Leí a una psicóloga, Lola Pérez, que sostiene que estas personas no tienen la culpa de desear lo que desean ni cuentan tampoco con apoyo terapéutico institucional. Muchos han construido foros internos y para entrar en ellos firman contratos en los que se especifica que nunca consumirás pornografía infantil y jamás te acercarás a un niño. En el fondo quería llevar hasta el extremo el tema del deseo que recorre el libro. En realidad, nunca somos lo que deseamos”.  

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