Crítica de música clásica

Aclamada vigencia de 'La Peste' de Gerhard

La cantata del compositor catalán se ofreció en la temporada de la OBC con un gran éxito de público junto a 'Les Illuminations' de Britten

'La peste', de Robert Gerhard, en el Auditori

'La peste', de Robert Gerhard, en el Auditori / AUDITORI

Pablo Meléndez-Haddad

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Regresó a la programación barcelonesa la cantata 'The Plague, para recitador, coro mixto y orquesta' ('La peste'), de Robert Gerhard, obra estrenada en 1964 y que ha estado ausente de los escenarios catalanes desde que la ofreciera el Liceu en la temporada 2007-08, entonces con la dirección de Antoni Ros-Marbà y con Josep Maria Pou como narrador. Esta vez ha sido en el Auditori, dentro de la temporada de la OBC, contando con un empoderado y eficaz Francesc Prat en el podio y servida en la traducción del texto original de Camus -adaptado por el compositor- en la traducción de Narcís Comadira. El actor Pere Arquillué actuó como un atento y expresivo narrador, junto al Ensemble O Vos Omnes, a cantantes del Auditori, al Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana y al Cor Madrigal.

Un regreso, lamentablemente, más que oportuno, al cual el propio Gerhard le brinda plena actualidad cuando afirmaba que la peste, que define como una "calamidad natural", deviene en nuestra conciencia "en un símbolo de un desastre provocado por el propio hombre". Sí, trágicamente actual. La versión, aunque un tanto atronadora por momentos lo que creó ciertos desequilibrios, contó con unos coros bien preparados luciéndose sobre todo en las secciones 'a cappella'.

Previamente se escucharon 'Les Illuminations, Op. 18, para voz aguda y cuerdas' (1939) de Britten, con el tenor Ian Bostridge como solista, quien hubiese resultado ideal para esta empresa hace unos años. A pesar de su incómodo Mahler en el Auditori barcelonés hace un año, Bostridge ha regresado dejando claro una vez más que su voz no funciona en un escenario tan complicado para las voces como este, gigante y con serios problemas de acústica. Su voz corre solo en la zona aguda, y cuando lo da todo; de lo contrario suena sorda, a lo que se unen frases muy duras, llegando a pasarlo francamente mal en todo lo que eran agilidades y en especial en el remate final de "Marine", por ejemplo. Ahora bien, es innegable que el cantante conoce íntimamente las canciones del ciclo (las grabó en 2005) y hay que reconocer que en su fraseo brillaron destellos de auténtica genialidad.