Crítica de libros

'Sarah Jane' de James Sallis: un puzzle llamado alma humana

El autor norteamericano de novela criminal construye a una sheriff llena de matices, dudas y preguntas

James Sallis

James Sallis

Marta Marne

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A Sarah Jane Pullman su padre la llama Bonita a pesar de no ser guapa. En el colegio era conocida por Chillona y en la iglesia por S.J. o la Hija. Las personas somos un cúmulo de miradas y de reflejos, pequeñas piezas de un puzzle que no siempre es necesario completar para intuir la imagen que esconde tras él.

‘Sarah Jane’ no tiene un argumento lineal ni definido. En ese aspecto se asemeja más a la vida que muchas otras ficciones que tratan de desgranar los entresijos del alma humana. Parece no pasar nada, y sin embargo se relatan tantos fragmentos de experiencias vitales que se podrían construir varias tramas con ellos. Sarah es hija de un criador de pollos, ha pasado una temporada en el ejército, y termina como sheriff en la pequeña ciudad de Farr. Y ninguna de estas cosas la definen como persona.

A través de una narración desordenada —pero en absoluto de forma casual— conoceremos a una larga lista de secundarios que cobran el mismo protagonismo que Sarah o su antecesor en el cargo en la policía, Cal. Todo está contado por medio de una especie de diario en el que Sarah reflexiona sobre la identidad y cómo nuestro lugar de procedencia puede llegar a condicionar tanto nuestra vida como los sucesos a los que nos vemos expuestos.

Aunque no estamos ante una historia triste en sí la melancolía y el desaliento tiñen de gris el libro mediante el tono y la cantidad de preguntas —más que respuestas— que se dejan en el aire. ‘Sarah Jane’ rompe con las normas de lo que conocemos como ficción criminal y, gracias a ello, es mucho más negra que la mayoría de las obras que se etiquetan como tales.

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