Estrenos de cine

Del anime japonés a 'Red' y Disney: la regla y la pubertad contada a una adolescente

El cine de animación ha retratado, desde ópticas diferentes, las transformaciones físicas y existenciales que experimentan las adolescentes

Una imagen de 'Sailor Moon'

Una imagen de 'Sailor Moon' / EPC

Nando Salvà

Nando Salvà

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¿Cuándo fue la última vez que una etapa tan esencial de la experiencia vital femenina como la pubertad, con todos los cambios y los procesos físicos experimentados cada 28 días que conlleva, fue tratada por una película de animación adecuada para espectadoras prepúberes con tanta naturalidad como la que exhibe ‘Red’? La memoria, que es muy fallona, se remonta hasta el estreno de ‘Recuerdos del ayer’ (1991), joya cinematográfica del gran Isao Takahata sobre el tránsito de la infancia a la adultez que, por cierto, vio su estreno en Estados Unidos pospuesto nada menos que 25 años a causa de las referencias explícitas a la menstruación que incluía. Y conviene recordar que, en su día, Takahata había sido cofundador de Studio Ghibli, productora imprescindible de ‘anime’ cuyo nutrido catálogo está excepcionalmente lleno -cada vez más- de historias protagonizadas por niñas y chicas adolescentes que se abren camino y descubren su verdadero yo frente a un mundo a menudo hostil.

Por supuesto, la cabeza más visible de Ghibli no es otro que el maestro Hayao Miyazaki, que a lo largo de su trayectoria como autor de películas de animación ha mostrado más interés que cualquier otro cineasta en todo lo que implica convertirse en mujer, e invariablemente ha dotado a sus protagonistas de la fuerza y el afán de independencia necesarios para guiarlas en el proceso. El personaje central de su segunda película, ‘Nausicä del Valle del Viento’ (1984), es una guerrera adolescente que exhibe atributos -valentía, inteligencia, lealtad, capacidad de sacrificio, habilidad con las armas- tradicionalmente reservados para los héroes masculinos, y que en ese sentido demuestra parentescos inequívocos con la feroz quinceañera al frente del largometraje que dio a Miyazaki a conocer internacionalmente, ‘La princesa Mononoke’ (1997); en ‘Nicki, la aprendiz de bruja’ (1989) el director japonés fijó su mirada en una torpe bruja de 13 años que, forzada a separarse de sus padres, se enfrenta a sus inseguridades, su falta de autoestima y su sexualidad; y ‘El viaje de Chihiro’ (2001), su película más celebrada, es la historia de una mocosa de 10 años que queda atrapada en el reino de los espíritus y allí adquiere la confianza necesaria para cuidar de sí misma sin el apoyo de su familia. En otras palabras, se hace mayor.

Una imagen de ’La princesa Mononoke’, de Hayao Miyazaki.

Una imagen de ’La princesa Mononoke’, de Hayao Miyazaki. / EPC

El cine de Miyazaki está lleno de personajes que experimentan transformaciones existenciales y, a menudo, también metamorfosis físicas. En realidad, el concepto de mutación es un ingrediente esencial de los ‘anime’ dirigidos específicamente a un público femenino juvenil, popularmente conocidos como ‘shoujo’, e invariablemente funciona como metáfora de traumas que la mujer afronta en la adolescencia.

En ese sentido no es casual que Domee Shi, directora de ‘Red’ -protagonizada, no lo olvidemos, por una niña que se convierte en un enorme panda rojo- haya reconocido la influencia en su película de títulos pertencientes a ese subgénero; como ‘Ranma 1/2’, cuyo personaje titular se convierte en chica cuando se moja con agua fría y en chico cuando se moja con agua caliente; o como ‘Sailor Moon’ (1992), teleserie sobre una muchacha que adquiere la habilidad de tornarse superheroína y a la que en el mundo del ‘anime’ se considera pionera de un tipología de personaje conocido como conocido como ‘magical girl’: chicas que combaten criaturas malignas para salvar el mundo y al mismo tiempo lidian con asuntos como el primer amor o las presiones ejercidas por cambios corporales e ideales de belleza.

Heroínas Disney

Pero al hablar de los retratos de pubertad femenina que precedieron al ofrecido por ‘Red’, por último, es inevitable hablar también de Disney; después de todo, es la productora a la que los estudios Pixar pertenecen, y lleva más de ocho décadas haciendo películas sobre niñas que se hacen mujeres dirigidas a un público mayormente infantil y preadolescente. Y en el periodo comprendido entre la primera película de la compañía -’Blancanieves y los siete enanitos’ (1937)- y la última hasta la fecha -’Raya y el último dragón’ (2021)-, ese icónico perfil de personaje conocido como Princesa Disney ha pasado de ser una damisela pasiva en busca de un príncipe azul a erigirse en poderosas guerreras que desafían los estereotipos de género. Todavía habrá que esperar, eso sí, para que esas jóvenes cada vez más empoderadas empiecen a tener la regla.

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