'La última película': la magia del cine

La ganadora de la última edición de la Seminci es una pequeña fábula infantil sobre el amor al cine y a las imágenes contada desde la perspectiva de un niño que vive en una pequeña y pobre aldea en la India.

Fotograma de 'La última película', de Pan Nalin

Fotograma de 'La última película', de Pan Nalin / EPC

Beatriz Martínez

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Hay varias cosas realmente memorables en esta película de Pan Nalin. Por una parte, el homenaje al cine de Bollywood a través de un buen puñado de escenas míticas de las que el niño protagonista se enamora. Por otra, la manera en la que un grupo de amigos intentan, jugando, descifrar el misterio de proyectar imágenes en movimiento construyendo sus propios artefactos a través de lentes y luz. Por último, la metáfora sobre la vida y la muerte del celuloide. Puede que no haya nada especialmente novedoso en esta película que remite, entre otras muchas referencias a 'El largo día acaba', de Terence Davis, pero estos pequeños apuntes y su aura de cuento nostálgico la dotan de una inusual ternura que nunca llega a caer en el sentimentalismo. 

'La última película' es una historia de amor, la de un pequeño de nueve años (en realidad, el propio director) que desafía a su entorno para escapar todos los días a un vieja sala donde ha descubierto la magia del cine. A partir de ese momento, todo girará alrededor de esa obsesión mientras, por el camino, conoceremos su entorno, a sus padres, trabajadores y pobres que luchan contra la adversidad como pueden, a sus imaginativos amigos, al proyeccionista con el que entabla una bonita relación y, en medio de todo eso, la sensación de un entorno que parece destinado a desaparecer frente a los avances de un futuro inminente.

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