Crítica de libros

'Mamut' de Eva Baltasar: con sabor de cordero en la boca

La autora sirve la entrega más oscura de tríptico sobre la maternidad, no por menos perfilada poco dañina

Eva Baltasar

Eva Baltasar / Elisenda Pons

Valèria Gaillard

Valèria Gaillard

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Eva Baltasar cierra el tríptico sobre la maternidad con 'Mamut' (Club Editor) una novela protagonizada de nuevo por una mujer huraña y antisocial —lesbiana por supuesto—, que desea engendrar vida. La heroína de 'Mamut' tiene veinticuatro años cuando huye de la ciudad, de la gente y de una vida laboral alienante.Va a parar a una antigua masía, aislada y sin comodidades (por no tener, la casa no tiene ni baño), en dos palabras: el paraíso de cualquier solitaria automarginada. Aquí esta superviviente de la contemporaneidad aprende a convivir con sus nuevos vecinos, gatos (a los que extermina agudizando el ingenio a lo Robinson Crusoe), un perro que llama a su puerta, sus “amigas” las pulgas y un pastor igual de tosco que, sin embargo, parece apreciar su compañía.

Su objetivo ahora —huele a Thoreau—es la autarquía. Aprende a hacer pan, come costillas de cordero, regalo del pastor. Los hombres son simples portadores de esperma: el sexo con ellos siempre es frío, crudo e interesado: el precio que hay que pagar para preñarse.

Como en los libros anteriores, el relato es una excusa para desplegar la mirada poética de la autora, una mirada afilada que rebana la realidad absurda se mire por donde se mire. El summum de la paradoja se encarna en esta joven que se desvive por unos corderos recién nacidos, a los que alimenta de noche con maternal fervor, y al mismo tiempo pasa de largo de su propia maternidad preguntándose ¿cómo contribuir a un mundo que se hunde? Pero tampoco hay buscar tres pies al gato.

Sin duda, es la entrega más oscura del tríptico, la menos perfilada también, pero no por ello menos dañina. Más que la trama, destaca el sabor de boca que deja 'Mamut', un gusto a hierro, a sangre, a cordero.

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