Crítica de música

The Divine Comedy, 30 años de esplendor pop en el Auditori

Neil Hannon celebró el camino andado recorriendo 25 canciones de todas sus épocas con el sustento de su pulcro quinteto, acogido por el Cruïlla Primavera

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divine / Álvaro Monge

Jordi Bianciotto

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The Divine Comedy ya va por su tercera década y, con la perspectiva, es posible tomar conciencia de que su cancionero representa un punto de referencia del pop moderno, heredando modos de alta cuna (Porter, Bacharach, Walker) y dejándose filtrar a placer por el tamiz de la era ‘indie’. Favoreció esa mirada el concierto de este jueves en la sala grande del Auditori (acogido por el Cruïlla Primavera y el ciclo Sit Back), escenario de una noche de gala para ese autor dotado e intérprete distintivo, un poco ‘showman’, llamado Neil Hannon.

La ocurrencia de esta gira consiste en recorrer una serie de composiciones de toda su discografía (en Barcelona fueron 25; quedó fuera, trágicamente, la bella ‘The Summerhouse’, que sí sonó en Madrid y en San Sebastián), siguiendo un chocante orden alfabético tan solo alterado con algunas licencias en el tramo final. Como si Hannon nos dijera que cada canción vale por sí misma, más allá del contexto y del orden, descorchó la sesión con una de tantas exquisiteces, ‘Absent friends’. Partiendo así de la letra A, equilibró en adelante las citas a su catálogo de álbumes a través de piezas tan estimables como ‘Becoming more like Alfie’, ‘Everybody knows (except you)’ o ‘Frog princess’, que se abrieron paso en un ‘set’ estructurado en dos partes, pausa mediante de 15 minutos.

Serenidad y tensión

Hannon, impecable en su formalidad vocal, teatralizando un poco alguna de las piezas, como ‘Our mutual friend’, donde simuló desmayarse, y el quinteto, presto a desplegar la indispensable pulcritud, si bien con cierto superávit de acordeón ocupando espacios originalmente dominados por las cuerdas. Pero nada enturbió el festejo de The Divine Comedy luciendo sus cartas más celebradas, de la serenidad otoñal de ‘Lady of a certain age’, que compuso pensando en Jane Birkin, al ritmo trepidante de ‘Something for the weekend’, y de ahí a ‘Tonight we fly’ o ‘Songs of love’. Canciones en las que podemos seguirnos perdiendo con deleite durante, al menos, treinta años más.