Crítica de cine

‘La peor persona del mundo’: miedos, dudas y emociones

El noruego Joachim Trier explora la deriva de una joven, interpretada por Renate Reinsve, en un mundo que no acaba de comprender del todo

La peor persona

La peor persona

Quim Casas

Quim Casas

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‘La peor persona del mundo’ cuenta con una espléndida interpretación de la actriz Renate Reinsve, recompensada en el último festival de Cannes, pero creo que no deberíamos quedarnos solo en ese portentoso trabajo. El filme del noruego Joachim Trier le da la vuelta a las convenciones de ciertas comedias dramáticas y románticas, explora con firmeza elementos adscritos a un ideario feminista nada tópico –aunque sea la visión de un cineasta masculino–, pone el dedo en la llaga en cuanto al arte como provocación políticamente incorrecta y reflexiona bien sobre el paso de la juventud a la madurez, la sexualidad, el miedo a la maternidad, la convivencia en pareja y todo aquello que se quiso hacer y por una razón u otra ha debido dejarse de lado.

Trier sorprendió hace 10 años con ‘Oslo, 31 de agosto’, una interesante relectura de la nihilista ‘El fuego fatuo’, de Louis Malle. Sus dos siguientes películas, ‘El amor es más fuerte que las sombras’ –con reparto internacional: Jesse Eissenberg, Isabelle Huppert, Gabriel Byrne– y ‘Thelma’ no estuvieron a la misma altura. Ahora se resarce con creces a través de esta exploración de la deriva de una joven en un mundo que no acaba de comprender del todo. El filme se estructura en un prólogo, 12 capítulos de extensión y tono diversos y un epílogo, una partición eminentemente literaria para un relato cinematográfico que no es literario en absoluto. 

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