Diez años después de ‘Jenifer’
Els Catarres: "Para los 'hipsters' no es 'cool' escucharnos, pero algún día lo será"
El trío creado entre Centelles y Aiguafreda publica ‘Diamants’, su disco más electrónico, que presentará en una gira con arranque el 22 de abril en el Sant Jordi Club que les llevará a festivales como el Strenes, de Girona, y Canet Rock
Jordi Bianciotto
Periodista
Con el confinamiento de 2020, Els Catarres procedieron a hibernar y no han salido de la madriguera hasta ahora, con la publicación de su quinto álbum, ‘Diamants’, y el anuncio de su primer concierto en casi dos años y medio, el 22 de abril en el Sant Jordi Club. El disco reafirma el “estado anímico vitalista” que el trío dice llevar incorporado “por defecto”, realzado ahora “por el contraste con los aspectos más difíciles de la vida”, explica Èric Vergés, su cantante y guitarrista.
Els Catarres se abrieron paso en 2011 a lomos de las atolondradas rimas costumbristas de ‘Jenifer’ (con su amor declarado a la “xoni de Castefa”), pero aquellos andamiajes filo-folk, con guitarras acústicas, contrabajo y ocasional acordeón, han ido dando paso a registros enchufados de signo más pop. El movimiento fue decidido en ‘Tots els meus principis’ (2018) y se reafirma en ‘Diamants’, un disco con “mucha más electrónica”, si bien ellos han tratado de reflejar en su cancionero las señas de identidad de etapas anteriores. “Un tema como ‘Atlàntides’ es muy acústico, mientras que ‘T’odio’ es muy punk-rock”, hace notar Vergés.
Sonar perfecto
En el álbum, encabezado por el tema del mismo título (dedicado “a las personas y experiencias que te llenan la vida; en mi caso, el nacimiento de mi hija”, revela), conviven el banjo y el ‘auto-tune’, el popular efecto de voz, muy implantado ya no solo en la música urbana sino también en el pop. Han acudido a él pese a sus reservas naturales. “Yo soy muy anti-‘autotune’, pero Els Catarres podemos hacer lo que queramos, y al final lo que importa es la canción”, destaca Vergés. Se trata, para Jan Riera (guitarra, acordeón, percusiones), de “pulir la voz para que quede perfecta”, un tratamiento del que cada vez resulta más difícil escapar. “Ahora, con todo lo que está sonando en las radios, si una voz no suena perfecta, parece imperfecta”.
De hecho, ellos nunca se han considerado un grupo folk y toman distancias con el mestizaje de verbena que ha campado por las fiestas mayores en la última década. Ese canon sonoro “lleva un tiempo evolucionando y apuntando hacia algo mucho más pop, que va más allá de la fiesta por la fiesta”, estima Riera. Ahí, ‘Diamants’ aporta “más investigación de sonido”, añade la bajista y contrabajista Roser Cruells, de la mano de sus cómplices de estudio, Roger Bosch y el “quinto ‘catarra’”, David Rossell (Dept, Brams, Mesclat). “Si valoramos el álbum canción a canción vemos que estas se corresponden con etapas de nuestra historia, pero de una forma más producida”.
Pasar de cero a cien
¿Flota acaso un autohomenaje con motivo del 10º aniversario? “Al final, la celebración la puso el libro”, indica Èric Vergés en alusión a ‘Els Catarres X’, el volumen de memorias que firmaron junto al periodista Jordi Basté y que vio la luz en octubre. ‘Secrets i confessions d’una dècada salvatge’, dice el subtítulo. “Pasar de cero a cien, y dejar los trabajos y dedicarnos a esto por completo fue nuestra primera salvajada”, ilustra Roser Cruells. Más literalmente, recuerda Jan Riera que “la primera gira sí que fue salvaje: metidos en un coche y dando dos conciertos al día”.
Els Catarres dicen seguir haciendo el tipo de canciones que les gusta oír, y no las que creen que sus seguidores esperan. “No sabríamos hacerlo de otro modo”, subraya Èric Vergés. “Nos han dicho que algunos temas del álbum no suenan nada a Els Catarres, y ya nos apetecía eso”, añade Riera. Saben que gustar a todo el mundo forma parte de una esfera quimérica. “Ya sabemos que para los ‘hipsters’ no es ‘cool’ escuchar a Els Catarres”, observa Jan Riera. “¡Pero llegará un día en que lo será!”, aventura Vergés citando a Els Pets, “que ahora la crítica venera”.
Sea como sea, el paseo de ‘Diamants’ por los escenarios se adivina caluroso: a la ‘première’ del Sant Jordi Club hay que sumar citas como el festival Strenes, de Girona (23 de abril), Canet Rock (2 de julio), y hasta “unos cincuenta conciertos cerrados, incluyendo casi todos los festivales de Catalunya”, adelanta Roser Cruells. Lo harán conservando su fidelidad a la lengua catalana, que ven objeto de “un ataque constante”, apunta Jan Riera. “Cantar en catalán no es militancia; es un honor”.
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