Premios Goya 2023

Alauda Ruiz de Azúa: "El estado del cine español no invita a triunfalismos, sino a la reflexión"

La cineasta vasca presenta en la Berlinale su primer largometraje, 'Cinco lobitos', en el que reflexiona sobre la familia y la maternidad

La directora Alauda Ruiz de Azua, en el festival de cine de Berlín, este viernes.

La directora Alauda Ruiz de Azua, en el festival de cine de Berlín, este viernes. / EFE / SASCHA STEINBACH

Nando Salvà

Nando Salvà

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El primer largometraje de Alauda Ruiz de Azúa, ‘Cinco lobitos’, le ha merecido a su directora el premio Goya 2023 a mejor dirección novel. Fue uno de los tres dirigidos por cineastas españoles que este año se hicieron un hueco en la programación de la Berlinale -los otros dos, ’Alcarràs’, de Carla Simón, y ‘Un año, una noche’, de Isaki Lacuesta-; en él, la directora vasca reflexiona sobre la familia y la maternidad a través de la historia de una joven (Laia Costa) cuya vida da un vuelco a causa del nacimiento de su hija y la enfermedad de su propia madre (Susi Sánchez). 

¿Cómo surgió la premisa que vehicula ‘Cinco lobitos’?

Cuando fui madre por primera vez empecé a reflexionar sobre ese acontecimiento, y a construir una película en torno a él. Y comprendí lo compleja que es la maternidad, y hasta qué punto condiciona otros muchos aspectos de la vida. Te lleva a ver a tus propios padres de otra forma, altera tu opinión sobre la idea misma de familia, te convierte en adulto de repente. Y ese viaje hacia cierta madurez me parece muy interesante.

A partir de ahí, entre varias otras cosas, la película plantea un contraste entre el modelo de familia que imperaba cuando nuestros padres fueron padres y el que impera para quienes se convierten en padres ahora...

Sí, porque cuando tienes un bebé y te surgen dudas sobre su cuidado, es muy recurrente preguntarse: 'Y esto, ¿cómo lo haría mi madre?', pero lo cierto es que el modelo según el que nuestros padres se regían ya está superado, en especial en cuestiones de género. Por otro lado, aún falta mucho que redefinir en el ámbito de la conciliación, pero lo que le sucede a nuestra generación es que carecemos del tipo de estabilidad laboral que quizá sí tenían nuestros padres. Nos vemos obligados a tomar ciertas decisiones a sabiendas de que no son idóneas. Lo urgente se impone sobre lo importante. 

En el cine actual hay más espacio para las voces femeninas. Las historias siempre han estado ahí, pero no había interés por dejar que fueran contadas

Es interesante cómo, para la protagonista de la película, la casa de los padres se convierte a la vez en un refugio y en una prisión.

Cuando te independizas de tus padres, sientes que su casa será para ti como un refugio, el lugar al que puedes volver pase lo que pase y donde van a cuidar de ti. Pero todo cambia: tú cambias, tus padres cambian, las normas que rigen vuestra relación cambian. La familia es un ente que está en permanente transformación. Pero, por otro lado, siempre está ahí. No podemos escapar de la familia, ni para bien ni para mal. Nos construye como individuos, y determina el tipo de progenitores que seremos y nuestra relación con el mundo en general.  

Para hablar de un director o una directora que estrena su primer largometraje a menudo se utilizan calificativos como 'debutante', como si hasta entonces no hubiera hecho nada. ¿Cómo se siente usted al respecto?

Me lo tomo como una forma de hablar. Lo cierto es que llego aquí con bastante bagaje profesional a la espalda. Poner un largometraje en pie es un proceso largo y costoso. Cuando yo salí de la escuela de cine no existía la preocupación por la igualdad de género que ahora hay cada vez más. Para mantenerme activa dirigí cortos y también publicidad, en espera de dar con un proyecto que fuera lo suficientemente sólido, y con el que sintiera una conexión lo suficientemente intensa, como para dedicarle cinco años de mi vida. 

‘Cinco lobitos’ conecta directamente con dos éxitos del cine español reciente: ‘Estiu 1993’, de Carla Simón, y ‘Las niñas’, de Pilar Palomero. Las tres son películas femeninas dirigidas por mujeres jóvenes, con una mirada muy personal y hasta autobiográfica. ¿Es casualidad?

Es la consecuencia natural del signo de los tiempos. Las puertas estaban menos abiertas para las directoras que para los directores, y eso está cambiando. En el cine actual hay más espacio para las voces femeninas, y más ayudas institucionales destinadas a ellas. Las historias siempre han estado ahí, pero no había interés por dejar que fueran contadas. 

Que la competición de la Berlinale de este año incluya dos películas españolas y que cuatro artistas de nuestro país estén nominados al Oscar puede llevar a dar por hecho que el cine español se encuentra en un momento especialmente dulce. ¿Qué opina usted?

Para los productores independientes, las dificultades para levantar un proyecto siempre son tremendas. Exige muchísimo trabajo, y luego la competición en las salas de cine es durísima. Yo creo que en lugar de caer en triunfalismos deberíamos reflexionar. Con respecto al cine español siempre se ha hablado de la necesidad de construir industria. Y, sí, se hacen buenas películas, y sí, llegamos a festivales. Pero el esfuerzo que eso requiere debería llevarnos a preguntarnos: ¿estamos construyendo industria, o simplemente estamos sobreviviendo?