Crítica de libros

Crítica de 'Los nombres prestados' de Alexis Ravelo: sobre segundas oportunidades

El autor nos traslada a unos años 80 en que, en ocasiones, política y violencia iban de la mano

Alexis Ravelo

Alexis Ravelo / Elena Palacios

Marta Marne

Marta Marne

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Marta Ferrer vive en San Expósito con Abel, un chico con cuerpo de hombre y mente de niño. Allí se encuentra una de las escuelas que mejor pueden cubrir las necesidades del joven, y el trabajo como traductora de Marta les concede el privilegio de poder escoger donde vivir. En uno de sus paseos por el bosque, el niño conoce a Tomás Laguna y a su perro Roco. Acaban de mudarse tras la jubilación de Laguna, y Abel y Roco conectan al instante haciéndose buenos amigos. No tardaremos en descubrir que tras Marta y Laguna se esconden otros nombres y otras vidas, mucho más agitadas y violentas que la paz de Nidocuervo parece capaz de camuflar.

‘Los nombres prestados’ (Siruela, 2022) es la merecida ganadora del Premio Café Gijón 2021. Con un cambio de registro en el que cuesta reconocer al escritor canario —más allá de ciertos vocablos que ya forman parte de su imaginario— Alexis Ravelo construye una historia sobre segundas oportunidades. Gracias a cuatro protagonistas memorables, tratará de indagar en las causas y las consecuencias de la violencia ejercida por motivos políticos, y cómo esta une de un modo irremediable a víctimas y verdugos. Uno de sus mayores aciertos reside en el tono que tiñe el texto de un halo de melancolía y desaliento, un regusto de amargura que consigue pegarse al ánimo del lector como la melaza.

Resultan destacables por encima de todo y de todos Abel y Roco, un binomio que encaja como una llave en su cerradura y que nos regala algunos de los momentos más emotivos de la novela. Y un epílogo que logra tocarte el alma para que cerremos las páginas del libro entre la sonrisa y el llanto.

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