Entrevista

Sebastián Yatra: “Hay algo emocionante en competir, y le voy encontrando el gusto”

El cantante colombiano, afincado en Miami, publica su tercer álbum, ‘Dharma’, en el que mezcla pop y géneros latinos acompañado de voces como Rosario, Aitana y Rauw Alejandro, y que presentará en una gira española con parada el 1 de julio en el Palau Sant Jordi

Sebastián Yatra. Entrevista para Icult. Foto Joan Mateu Parra

Sebastián Yatra. Entrevista para Icult. Foto Joan Mateu Parra / Joan Mateu Parra

Jordi Bianciotto

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¿A qué apunta ese título tan espiritual, ‘Dharma’?

A la etapa que abro en mi forma de ver la vida, entrando en un estado más elevado de conciencia y aceptando mi realidad. En el estado del dharma dejas atrás la ansiedad por el futuro y la depresión por el pasado, y sigues tu corazón.

Eso, en términos de música, ¿adónde lleva?

Todas las canciones las he escrito en mis karmas y en mis dharmas, y las hay muy tristes y con mucho dolor y emotividad, y de agradecimiento y celebración de la vida. Reflejan mi aceptación de la realidad.

‘Tacones rojos’ será de estas últimas. Un tema pop desenvuelto en el que canta a la niña de sus ojos, según dice la letra: “La que me hace llorar / la que me hace sufrir / pero no paro de amar”. ¿A quién se dirige?

A alguien, a alguien… La escribí en un momento de mucha claridad, viendo el amor desde un lado muy especial.

Las mejores cosas pasan cuando las compartes y te juntas con gente y no piensas que lo sabes todo

En cambio, ‘Melancólicos anónimos’ entraña cierta oscuridad. “Parece que tengo covid porque na’ me sabe, ná me duele”.

Refleja una manera diferente de ver el desamor, entendiendo que, si has amado a alguien de verdad, habrá algo que permanezca. Pero la canción más triste es ‘Tarde’, sobre cuando no le ves el norte a las cosas y te resignas a aceptarlas.

Hace unos días, Damon Albarn (Blur, Gorillaz) afirmó que “coescribir” canciones no te convierte en compositor a pleno derecho, una declaración que molestó a Taylor Swift. En los temas de ‘Dharma’ aparecen hasta nueve autores. ¿Qué le diría al señor Albarn?

Que no es lo mismo ser egocéntrico y narcisista que ser una persona que vive en comunidad. Las mejores cosas pasan cuando las compartes y te juntas con gente y no piensas que lo sabes todo. Yo podría haber escrito este álbum solo, únicamente para poder decir que lo hice solo, ¿pero para qué? Si me siento en un cuarto con mentes brillantes y eso me ayuda, lo voy a hacer.

Las compañías organizan campamentos de composición, y da la impresión de que el éxito pop acaba siendo el resultado de una larga cadena industrial.

Hice campamentos por Zoom durante la cuarentena: hacíamos 30 canciones al día. Pero no me gustan, porque ahí estás buscando el resultado, el ‘hit’, y no estás metido en la emoción y en la historia. La única que quedó de ahí fue ‘A dónde van’.

Los géneros los hemos visto como una caja de la que no puedes salir, y yo los veo más como herramientas

En su música hay pop y electrónica pero también cumbia, vallenato, guitarras flamencas… ¿Se dirige a una generación que prescinde de las categorías de los estilos musicales?

Los géneros los hemos visto como una caja de la que no puedes salir, y yo los veo más como herramientas. La sensación del flamenco, con la guitarra, las palmas y una voz como Rosario, es muy linda, pero no necesariamente tienes que cantar eso toda tu vida. Yo escribo las canciones y no pienso qué genero van a ser.

La música en español, en Estados Unidos, ¿es quimérico verla incorporada al ‘mainstream’?

¿Qué es quimérico? ¿Algo imposible? Yo creo que no hay nada imposible. Bad Bunny es número uno en el planeta, por encima de The Weeknd y de Drake. Ahora hay muchas formas de llegar y los idiomas ya no son una barrera. Yo tengo pensado escribir en inglés y ver cómo me siento. Pero el sueño no es cantar en inglés; es conectar.

¿Le estresa la actual exigencia constante de novedades en las redes y plataformas?

Lo vivo cada vez con más naturalidad. Hay algo emocionante en competir, y le voy encontrando el gusto. Hablé con Rafael Nadal en la gala de ‘Los 40’ y me dijo que lo que a él le gustaba, más que ganar, era competir, que eso lo emocionaba.

En Barcelona ha actuado en Barts y en el Liceu, y ahora el Palau Sant Jordi representa un salto de escala.

Es un lugar fascinante. Este año actuaré también por primera vez en el Wizink Center, de Madrid. Y seré ‘coach’ de ‘La Voz Kids’, y estoy preseleccionado en los Oscar con ‘Dos oruguitas’, y se estrena mi primera serie ‘Érase una vez… pero ya no’, en ‘Netflix’.

Muchos frentes abiertos. ¿Siente que controla su día a día?

Estoy haciendo yoga y empecé a ir al psicólogo hace unos cuatro meses. La vida de por sí ya es difícil, y cuando tienes delante tantas posibilidades, te puedes ir enloqueciendo poco a poco.

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