Discos de la semana

Crítica de 'Time skiffs', de Animal Collective: con un pie en el otro mundo

El aventurero grupo de Baltimore reaparece con un sereno cancionero de aura mágica tras una pausa de seis años

Los nuevos elepés de Mitski, J. P. Bimeni & The Black Belts, Jeff Parker y Rojuu, también reseñados

Animal

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Rafael Tapounet
Jordi Bianciotto
Ignasi Fortuny
Roger Roca
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En los últimos compases de la primera década de este siglo, Animal Collective nos animó a soñar con un ideal de pop mágico y tridimensional, un ‘no género’ fruto del choque y triturado de todos ellos, con sustrato melódico clásico y gen mutante vanguardista. Desde entonces, el grupo de Baltimore no ha conseguido entregar una obra tan hechizante como aquel ‘Merriweather post pavillion’ (que en 2009 se llevó honores de disco de año por parte de diversas cabeceras de aquí y de allá), pero su nueva señal de vida, este ‘Time skiffs’, nos invita a seguirlos teniendo en cuenta.

Han pasado seis años desde la última entrega, ‘Painting with’, que fue recibida con tibieza, y Animal Collective deja atrás diversos proyectos paralelos para seguir mostrándose como un artefacto en movimiento, lo cual no debe sorprender recordando cómo ya en sus primeras estaciones, dos décadas atrás, evolucionó a través de la 'new weird America' y el ruidismo cósmico como suerte de celebración tribal del caos. ‘Time skiffs’ mueve pieza reduciendo el sustrato electrónico y mostrando más fibras naturales en esa serie de composiciones tirando a serenas, fluviales, pilotadas por el tándem vocal de Avey Tare y Panda Bear, que caminan con exótica parsimonia a partir del senderismo bautismal del tema de apertura, ‘Dragon slayer’.

Disertando con Scott Walker

‘Time skiffs’ avanza despidiendo polvo de estrellas en temas como ‘Prester John’ (aunque el referente de The Flaming Lips flote en su dulce dinámica vocal) y ese ‘Strung with everything’ de trayecto emprendedor y vestigios de The Beach Boys, una de sus viejas obsesiones. ‘Car keys’ envuelve cierto brutalismo ‘lo-fi’ en cenefas de fantasía, con toques de marimba y sintetizador, y ‘Walker’ homenajea al gurú Scott Walker (fallecido en 2019) con un bajo fornido y el tintineo de la bisutería, deslizando un mensaje con vistas a la última morada: "Aprecio que no puedas esperar / Te veremos allí".

Aunque Animal Collective transmite la sensación de que conoce el terreno que pisa, frente al efecto de salto al vacío que llegaron a producir algunas de sus viejas obras, no se puede decir que estas canciones sean acomodadas ni previsibles. El margen para la abstracción más extremada sigue ahí: escuchen ‘Cherokee’, ente flotante con coros de ángeles y un recorrido de otro mundo que se estira hasta cerca de los ocho minutos, en el que Avey Tare comparte sus impresiones tras conducir un Jeep de ese modelo, Cherokee, por tierras antiguamente habitadas por la comunidad indígena.

Y hasta otro foco de atención surge antes de que el disco expire: ‘Royal and desire’, con su lánguido cántico de cierre, reverberando y recordándonos que Animal Collective sigue ahí, dispuesto a asistirnos cada vez que nos apetezca hundir la cabeza en otra realidad porque nos hemos cansado de esta. - Jordi Bianciotto

Otros discos de la semana

La japonesa-estadounidense Mitski Miyawaki vuelve a asombrarnos (tras el piropeado ‘Be the cowboy’, 2018) con su modo de hacer del pop un lugar excitante, a la vez accesible y rico en dinámicas que esquivan las autopistas universales. Atrapa tanto en sus escenas de calma flotante (‘Everyone’) como en las invectivas más arrolladoras (‘Stay soft’ o ‘Should’ve been me’, esta con aventurado ritmo Motown), manejando claroscuros emocionales con herramientas synth-pop y un mesurado sentido teatral. - J. B.

‘Master class’ de soul clásico de escuela Stax a cargo de un descendiente de la familia real de Burundi refugiado en Gran Bretaña y secundado por una banda de músicos de la escena madrileña. Bimeni y sus Cinturones Negros brillan cuando proponen un ejercicio de estilo retro (en ‘Not in my name’ suenan como Otis Redding y los Bar-Kays), pero aciertan también al explorar territorios algo menos ortodoxos, como los ritmos afrojamaicanos de la canción que da título al elepé. Un regalo. - Rafael Tapounet  

Solo o en compañía -ha tenido muchas y variadas, pero se le conoce por sus días en Tortoise-, es como si Jeff Parker nunca dijera más de la cuenta. Como si supiera mucho y solo explicara lo justo. Modesto, sabio, paciente. Virtudes poco rocanrol, de acuerdo. 'Forfolks' es él con su guitarra y poco más; algunos efectos de sonido, bucles. Y con eso le basta para hacer canciones imperfectas y frágiles en las que resuenan referencias a un montón de músicas. Pero a lo importante: 'Forfolks' es precioso. - Roger Roca

Rojuu es, seguramente, la voz más única de su generación. Siempre por delante de lo que pone en su partida de nacimiento, ha publicado un álbum de empaque -primero con el sello Sonido Muchacho- que viene a presentarle al pop el año 2022. Dotado con una sensibilidad especial para trasladar emociones a las letras, todas ellas navegan por las distintas capas del disco, que tiene un final apoteósico que incluso incluye hardcore. El universo de Rojuu crece al ritmo de su estrella. - Ignasi Fortuny

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