Crítica de concierto

Bryan Adams, como agua de mayo en el Palau Sant Jordi

El rockero canadiense sacudió a sus seguidores con una entusiasta batería de ‘hits’ en el primer concierto en la sala de una gran figura internacional desde febrero de 2020

Concierto de Bryan Adams en el Palau Sant Jordi. Fotos pendientes de autorizacion. FOTO FERRAN SENDRA

Concierto de Bryan Adams en el Palau Sant Jordi. Fotos pendientes de autorizacion. FOTO FERRAN SENDRA / Ferran Sendra

Jordi Bianciotto

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Hace unas semanas no habríamos dado un duro por la gira europea de Bryan Adams, pero el canadiense mantuvo la apuesta y ahí le tuvimos, este miércoles, protagonizando el primer concierto de una gran figura internacional desde el de Jonas Brothers, el 17 de febrero de 2020. Debido a la desigual situación pandémica en cada país, el ‘tour’ ha acabado troceándose (Portugal, España y Suiza estos días; otros países a partir de marzo), pero nada pudo impedir dos horas largas de deleite en una de esas sesiones en que la música es más que una combinación de notas y armonías.

Fue un atracón de canciones de ‘stadium rock’ de pulcra factura, invocando el sueño de la normalidad a través del viejo rito. El propio artista tuvo que pellizcarse para creerse lo que estaba viviendo en el Sant Jordi (10.000 asistentes; sillas en la pista), “amazing” experiencia, su “cuarto concierto de este tamaño en Europa en dos años”, que echó a andar con la correosa ‘Kick ass’, una de las dos únicas canciones que sonaron del nuevo disco, ‘So happy it hurts’, a publicar el 11 de marzo. Pero hace tiempo que Bryan Adams no asienta sus conciertos en su producto de temporada, sino que se decanta por festejar los ‘greatest hits’.

Por demanda popular

Hablamos de un profesional que sabe cuidar los vínculos con la audiencia (“em dic Bryan Adams i soc el vostre cantant aquesta nit”), a la que da aquello que espera, y que reserva una parte del repertorio a la demanda popular, a lo Springsteen (‘The best of me’, ‘Take me back’, ‘Somebody’ y ‘Do I have to say the words?’ salieron de ese diálogo). Banda de altos operarios, con la fina guitarra de Keith Scott, y la batería de clásicos en el centro de la foto desde el primer tramo de sesión, cuando cayeron por asalto ‘Can’t stop this thing we started’, ‘Run to you’ y ‘Heaven’. En la sección de baladas, la más apta para que Adams luciera su voz de lija, no faltó la caballeresca ‘(Everything I do) I do it for you’, culminando un bloque recogido y con derivas acústicas en la que destacó ‘When you’re gone’, simpático mano a mano de 1998 con la ‘spice girl’ Mel C.

Adams tiene buena mano para las melodías emotivas con factor pop, y ahí la perla fue ‘Summer of 69’, una canción que en su día no fue uno de sus mayores ‘hits’ y que ha ido creciendo con los años (es, con diferencia, la más escuchada suya en Spotify). En el Sant Jordi cabalgó sobre esa ola del reencuentro y de la euforia compartida. Y se diría que nunca en la vida habíamos celebrado tanto un concierto de Bryan Adams.