Obituario

Muere Monica Vitti, una actriz entre la incomunicación y la diversión

La intérprete, fallecida este miércoles a los 90 años, fue la musa de Michelangelo Antonioni y una de las grandes actrices cómicas del cine italiano

Mónica Vitti

Mónica Vitti

Quim Casas

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En julio de 2017, cuando falleció la actriz francesa Jeanne Moreau, tan identificada con el cine de Louis Malle, François Truffaut, Joseph Losey u Orson Welles, muchos espectadores y cinéfilos formados en el cine de la llamada modernidad ya empezaron a tener una cierta sensación de orfandad: las estrellas femeninas de aquellos nuevos cines de los 60 iban desapareciendo poco a poco, dignificadas por filmografías esplendorosas. Este miércoles se ha ido la italiana Monica Vitti, otra de las más significativas musas de aquella modernidad.

Y podemos considerarla musa, con todo lo ambiguo que hoy encierra un término de estas características, en el sentido más amplio de la palabra, ya que su asociación con quien fuera también su pareja sentimental, Michelangelo Antonioni, alumbró entre 1960 y 1962 la celebrada trilogía de la incomunicación, formada por ‘La aventura’ (1960), ‘La noche’ (1961) y ‘El eclipse’ (1962). Prosiguieron su fecunda relación en ‘El desierto rojo’ (1964), primera experiencia de Antonioni en color… ¡y qué manera más creativa de utilizar el color! Se reencontrarían una década y media después en ‘El misterio de Oberwald’ (1980), adaptación de un texto de Jean Cocteau que les sirvió a ambos para retomar la idea de la fotografía en color como forma experimental, esta vez el color electrónico del incipiente vídeo de la época.

Vitti, nacida en Roma en 1931, y Antonioni, casi 20 años mayor que ella, se separaron a mediados de los años 60. Curiosamente, ambos encaminaron entonces sus respectivas carreras hacia el Londres más pop y ‘swinging’: mientras él realizaba ‘Blow Up’ (1966), una fuga de su estilo habitual para, entre otras cosas, superar la crisis personal motivada por la ruptura con Vitti, ella se convertía en icónica y también muy pop agente secreta en ‘Modesty Blaise’ (1966), adaptación del cómic de Jim Holdaway y Peter O’Donnell realizada por Joseph Losey. En aquel momento debió de costar ver un rostro tan totémico del cine de autor e introspectivo italiano encarnando a una espía y seductora nata moviéndose en escenarios de lo más sofisticado -su rival era un Dirk Bogarde con el pelo plateado-, pero hoy, la Modesty Blaise de Vitti forma parte también de aquella efusiva modernidad.

Antes de su encuentro con Antonioni, Vitti había interpretado papeles secundarios en producciones no especialmente distinguidas. ‘La aventura’ fue su apertura al mundo, demostrando un potencial exultante que iría ratificando filme tras filme. Y no solo en los márgenes del cine de autor. La comedia popular, y en especial el cine de episodios, fue otro de sus reconocibles campos de batalla, con títulos como ‘Las muñecas’ (1965) y ‘Las cuatro brujas’ (1966). Es verdad que una vez rota su relación con Antonioni, la carrera de Vitti entró en un bucle de cine comercial menos distinguido, pero importante para ella porque le sirvió para demostrar sus dotes natas de comedianta: ‘Mátame, tengo frío’ (1967), ‘El cinturón de castidad’ (1967) -junto a Tony Curtis-, ‘La mujer más explosiva del mundo’ (1970) o ‘Camas calientes’ (1979).

No abandonó este registro hasta el final de su carrera -dejó el cine en 1990 y en 2002 se alejó de todo, víctima del alzhéimer-, con películas realizadas por Mario Monicelli, Steno, Alberto Sordi o ella misma: en ese mismo 1990 dirigió ‘Escándalo secreto’, en la que interpretaba a una esposa que desconfía de la fidelidad de su marido, el estadounidense Elliott Gould. Musa de un cineasta y de toda una generación, fue también la antidiva modélica y una actriz que eligió siempre su destino. Si hoy hablamos de empoderamiento, hablamos de Monica Vitti.

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