Crítica de 'El Efecto Estroboscópico': mermelada de sueños truncados

El efecto estroboscópico es un fenómeno de la percepción visual por el que el cerebro humano puede reinterpretar como un movimiento continuo una serie de imágenes sucesivas iluminadas a una velocidad determinada. En su segunda novela, Carles Estrada aplica este principio a la literatura para reconstruir con pericia, a partir de un conjunto de escenas breves y aparentemente desconectadas, la historia de Los Invasores, un grupo de pop psicodélico que despunta fugazmente en la escena musical ‘underground’ de los años 80 y acaba desintegrándose cuando el atisbo cegador de un posible éxito expone a la luz el lado más oscuro de las personalidades de sus componentes.

Los Invasores es un grupo de ficción (¡no busquen sus discos en las tiendas!) pero funciona también como un revelador trasunto de Los Negativos, legendaria banda barcelonesa en la que Estrada se desempeñó como compositor, cantante y bajista. Aquí el autor, pues, no escribe de oídas ni avanza a tientas, sino que escarba con honestidad y valentía en el pozo de su propia experiencia (sin pasar por alto los rincones más dolorosos) para extraer el material que le permite componer una conmovedora historia de ilusiones perdidas y amistades truncadas, de entusiasmos juveniles y desencanto adulto. Un relato elegiaco sobre un mundo ya desaparecido que, pese a su inevitable carga de pesar y melancolía, transmite también el feliz asombro ante el milagro inexplicable de la creación artística y el orgullo por las obras que dejamos atrás. Y que, en su indisimulada condición de ‘roman à clef’, puede leerse como la cara B de ‘¡Bony es Dios!’ (Milenio), la muy exhaustiva biografía de Los Negativos que ha publicado recientemente el periodista leridano Àlex Oró.

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