Música

Operación partitura azul: cómo la Falange rescató del olvido, pueblo a pueblo y a mano, los villancicos

El Archivo Histórico de Cádiz guarda algunas de las canciones navideñas que la Sección Femenina se encargó de recopilar en esta provincia y otras tantas hasta finales de los 70

Les bastaba una ficha y un poquito de desparpajo… pues la mayor parte de las veces recogían dichos testimonios directamente de la boca de los locales

Villancico 1

Villancico 1 / ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁDIZ

Pedro del Corral

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“La Virgen está en el arroyo lavando su camisita. Se acercó una pastorcita y le dijo con mucho cariño: ven acá, María, a enseñarme a tu hijo. La Virgen lavaba, San José tendía y el Niño lloraba del frío que hacía. Venid, pastorcitos, venid a adorar al Rey de los cielos que ha nacido ya...”. Parece uno de los típicos villancicos de Navidad. Es parecido a Los peces en el río. Incluso podríamos tararearlo de memoria. Pero no. Se trata de La Virgen está..., una canción del siglo XV que Josefa Romero se encargó de recoger en 1954.

Lo hizo en Arcos de la Frontera, un pueblecito de Cádiz al que se dirigió en representación de la Sección Femenina creada por la Falange Española. Ella era una de las mujeres encargadas de anotar todo el folclore que hubiese en ésta y en el resto de provincias. Tan sólo les bastaba una ficha y un poquito de desparpajo… pues la mayor parte de las veces recababan dichos testimonios directamente de la boca de los locales.

Villancico 2

Villancico 2 / ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁDIZ

Villancico 3

Villancico 3 / ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁDIZ

En este caso, el documento destaca que “su valor artístico es enorme”, así como el folclórico “ya que su forma es muy andaluza”. Y, además, hace una pequeña observación: “Márquese el ritmo mucho, pues viene a ser una especie de danza de pastores”.

Éste es sólo uno de los 87 villancicos recopilados por el régimen franquista que, poco a poco, el Archivo Histórico de Cádiz ha ido rescatando. Bastantes de ellos apenas se recuerdan, de ahí que el atractivo de estos papeles elaborados a mano sea tan alto. “El departamento de Música de la Sección Femenina se dedicó a compilar el acervo cultural del país desde principios de los 40 hasta finales de los 70. Lo que hoy tenemos es un cancionero que, de no haberse dejado por escrito, habría desaparecido para siempre”, señala José Ramón Barroso, asesor técnico de Gestión Documental de la citada institución. “Gracias a estas mujeres podemos conocer cómo eran las letras y las melodías tradicionales de una época de la que se han conservado escasos registros”.

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villancico 4 / ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁDIZ

La Sección Femenina fue un club de adoctrinamiento creado en 1934 en el seno del partido fascista liderado por José Antonio Primero de Rivera. Desde sus inicios, su cometido era de carácter social, dando socorro a heridos, bordando uniformes, asistiendo a los necesitados, cuidando niños… y siempre bajo la vigilancia masculina. El 28 de diciembre de 1939 se le encomienda también el llamado Servicio Social de la Mujer, una prestación obligatoria para quienes estuvieran solteras y no desempeñaran ninguna actividad en el ámbito público.

Por aquel entonces, su Regiduría de Cultura empezaba a dar sus primeros pasos, organizando cursos de pedagogía musical y coordinando coros polifónicos. Dos tareas a las que, al poco tiempo, se sumó la investigación folclórica. ¿Quién se encargaría de ella? Las jóvenes que superasen la mencionada formación. Una vez adquirida, deberían ir por cada una de las provincias españolas recopilando cualquier información que les permitiese establecer un repertorio típico de cada lugar. Incluidos, por supuesto, los villancicos.

villancico 5

villancico 5 / ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁDIZ

villancico 6

villancico 6 / ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁDIZ

villancico 7

villancico 7 / ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁDIZ

“Las órdenes eran claras: apuntar los versos, trasladar las notas al pentagrama, concretar su originalidad… Todo ello debían mandarlo, después, a la Sección de Música de la Delegación Nacional”, añade Barroso. Su labor rápidamente se extendió a los pueblos más remotos de cada territorio, por ello se comenzó a enseñar a instructoras locales que permitiesen llegar a cada rincón: “A pesar de ello, había desigualdad en la recogida de datos entre unos sitios y otros. Muchas veces dependía del presupuesto con el contaban para hacer mejor o peor su trabajo”. Esto explica que los testimonios gaditanos no cuenten con grabaciones magnetofónicas, sino sólo con inscripciones a papel y tinta.

Los hay de Algeciras, La Línea de la Concepción, El Puerto de Santa María, Jimena de la Frontera, Medina Sidonia, Sanlúcar de Barrameda, Rota, Trebujena, Villaluenga del Rosario, Paterna de Rivera… Sin embargo, eso no quiere decir que no existieran villancicos propios en otros municipios, sino que sus acotaciones no han llegado al Archivo.

SIN CENSURA

No hay duda de que la temática es religiosa, aunque eso no quita para que las historias relaten costumbres del lugar y episodios particulares de sus vecinos. Eso sí, en ningún caso tuvieron que pasar por la criba de la censura, pues los mensajes nunca fueron más allá de lo políticamente correcto. El pajarito es un buen ejemplo de ello: “Yo vengo del monte de ver a un zagal, traigo un pajarito que sabe cantar. Mirad qué bien canta, qué lindo que es su trino. Le han de complacer, pues canta bien… pues canta al zagal, al recién nacido que está en el portal”. Esta cantinela fue consignada, en Chipiona, por María Martínez en 1954.

“Es bastante antigua, pero no muy conocida ni muy popular. Ha sido recogida de una anciana de 80 años que la cantaba en su niñez”, escribió al respecto en el informe. Para asegurar la validez de la ficha y de la partitura, un grupo de especialistas se encargaba de revisar las pesquisas enviadas a la Regiduría de Cultura. Entre ellos, María Luisa Quirell, Vicente Sarasa o Rafael Benedito.

villancico 8

villancico 8 / ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁDIZ

“De hecho, hay casos en los tenemos tanto el original como la copia que se emitía con las correcciones. Tras su paso por Madrid, la anotación musical se volvía un poco más seria gracias al asesoramiento de dichos expertos”, asegura Barroso. Es decir, existía un enorme rigor y empeño por conservar de la manera más fidedigna posible estos vestigios culturales. Algo que se ha conseguido en el papel, aunque no en la calle: “En la sociedad en la que vivimos hoy, cada vez cantamos menos. Antiguamente, lo hacíamos en Navidad, en comuniones, en bautizos… pero ahora ya no tanto. Hemos dejado de buscar en el baúl donde atesoramos nuestras canciones”.

Ahí están En un humilde establo, Las campanas de JudeaHacia BelénDe la sacristía sale, Tumbailá Esos cabellitos rubios… No obstante, una de las más especiales es Era la medianoche, una tonada registrada, en Cádiz, por Adela de la Corte en 1956. “Se ignora con exactitud su antigüedad. Ha sido recuperada de una anciana de más de 80 años que la cantaba desde que era joven”, anotó la instructora.

villancico 9

villancico 9 / ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁDIZ

Villancico 10

Villancico 10 / ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁDIZ

¿UN INTENTO DE TRANSMISIÓN IDEOLÓGICA?

Lo más curioso de esta pieza es que, tal y como se reseña en la ficha, su transmisión ha sido muy reducida. Por lo que su valor es, especialmente, importante. Sobre todo, cuando se trata de composiciones que, a veces, ni siquiera pasaban de un pueblo a otro. “Era la medianoche de un crudo invierno, los campos por la nieve están cubiertos y allá, en la esfera, sobre un portal humilde… sobre un portal humilde brilla una estrella”, contaba la letra.

Algunas de ellas incluso hacían referencia a otras provincias que, igualmente, han ido guardando su propio folclore a lo largo de los años. Como es el caso de Nochebuena, típica de Grazalema: “Esta noche es Nochebuena y no es noche de dormir. Es noche de hacer buñuelos y de echar aceite al candil. Tocar la zambomba, menear el carrizo… la gente de Ronda no come chorizo y las del Gastor se lo comen tó”. Hay quien dice que muchas de ellas formaban parte de un intento de transmisión ideológica a través de la música, pues el cariz de sus contenidos resultaban más que interesantes para un movimiento conservador. Sin embargo, la evidencia es más bien baja. Son tan sólo villancicos. Y, como tal, lo fundamental era el corazón. Y la diversión, claro.