EL LIBRO DE LA SEMANA

Crítica de 'Bologna Boogie' espionaje y contrabando en la Italia de posguerra

Justo Navarro nos traslada a Bolonia en 1947 de la mano de su detective Polo

Justo Navarro

Justo Navarro / Albert Bertran

Marta Marne

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Bolonia, verano de 1947. Estamos en el año del boogie. De bailarinas volando bajo la cadencia de los compases de cuatro por cuatro. De notas exprimidas a un piano, un contrabajo, una guitarra, un saxo y una trompeta. De malabarismos con baquetas y de pedales de bombo. En tiempos de riesgo, euforia y aceleración. Pero también del ritmo marcado por las tropas de ocupación estadounidenses en una Italia que trata de reconstruirse tras la posguerra.

El comisario Polo acaba de llegar después de recorrer en cinco trenes el trayecto Granada-Madrid-Barcelona-Milán-Bolonia. Unos dos mil quinientos kilómetros en total y cuatro días de viaje. Ha ido para investigar la desaparición de su compatriota Guillermo Sola Bosch, profesor de Derecho que se alojaba en el Colegio de España, y que lleva más de treinta días sin dar señales de vida. No se sabe bien qué ha sido de él. Unos dicen que ha huido tras cometer un asesinato, otros que se ha marchado a un retiro espiritual. La investigación no acaba ahí, porque donde solo había un desaparecido aparecerá primero un cadáver, y más tarde otro. Y todo apunta a que existe una relación entre estos incidentes. Poco a poco, Polo se introducirá en un universo de espionaje, conspiraciones y contrabando.

‘Bologna Boogie’ (Anagrama) nos cuenta, más allá de la trama policial, cómo se reconstruye un país que ha estado fracturado por la guerra. Cómo es necesaria una revisión de valores e ideologías, adoptados en un momento histórico excepcional, una vez que este es superado. Desde los ciudadanos de a pie hasta las estructuras gubernamentales. Un repaso al funcionamiento de toda una sociedad desde los cimientos. Algo que no solo no resulta sencillo sino que no siempre todo el mundo está dispuesto a hacer.

Puede que uno de los elementos más remarcables de esta novela resida en la ambientación. De manera recurrente todo se nos presenta cubierto por el humo del tabaco, como si de una buena película de cine negro se tratase. Sombras, intrigas, mentiras. Las referencias a los periódicos y las noticias que publicaban es persistente, un elemento que aporta tanto por lo que muestra como por lo que oculta: la selección de sucesos, el tipo de publicidad que podía encontrarse en ellos; eran un fiel reflejo de la mecánica del día a día.

‘Bologna Boogie’ es la tercera entrega de las aventuras del detective Polo tras ‘Gran Granada’ (2015) y ‘Petit Paris’ (2019). Con esta serie, Justo Navarro nos regala una personalísima visión del género negro y de espías, con un aire que evoca de forma constante a las obras de John Le Carré o de Graham Greene. Con precisión de cirujano, disecciona no solo a cada uno de sus personajes (Bernagozzi y Carolina Munt bien podrían ser protagonistas de su propia novela), sino también los lugares por los que transitan y los sentimientos que ocultan de un modo instintivo. Y todo ello regado con un sentido de la estética a nivel estilístico que convierten la lectura de estas historias en puro deleite.