Fallece el ídolo mexicano Vicente Fernández, el 'rey' de las rancheras

El imaginario de la ranchera, con su lírica alrededor de la vida campesina y el trance romántico, la cantina como “refugio del perdido” y el sentido del honor por bandera, tuvo en Vicente Fernández a su portavoz más totémico durante cinco décadas, todo poderío vocal, sentimiento y buen ojo en la selección del repertorio. México está de duelo tras su fallecimiento, este domingo (día de la Virgen de Guadalupe) en Guadalajara, a los 81 años, cuatro meses después de la caída que sufrió en casa, causante de un “traumatismo raquimedular a nivel de la columna vertebral”, señaló el informe médico, que derivó en complicaciones en las vías respiratorias.

A Vicente Fernández se le recordará por haber hecho suyos, con arrolladora autoridad, clásicos de la canción regional mexicana como ‘Volver, volver’, tema de Fernando Z. Maldonado que también abordarían intérpretes como Chavela Vargas, Ana Gabriel o María Dolores Pradera. Grabó su versión, con la liturgia propia del mariachi, sus metales y el indispensable quejido (el ‘grito mexicano’), en el álbum ‘¡Arriba Huentitán!’ (1972), cuyo título alude a la localidad de Jalisco en la que nació el 17 de febrero de 1940. Vocación temprana, la suya: con 14 años ganó su primer concurso de voces, inspirado en los ídolos de la canción y el cine del país, en particular Pedro Infante, Jorge Negrete y Javier Solís. En la veintena comenzó a despegar al fichar por CBS y registrar temas como ‘Tu camino y el mío’ en el temprano álbum ‘Palabra de rey’ (1967).

Figura de multitudes

Fernández se ganó el apelativo de ‘rey de la ranchera’ tanto por sus registros discográficos como por sus incursiones en el cine, con títulos como ‘Uno y medio contra el mundo’ (1973), ‘La ley del monte’ (1976, ambientada en tiempos de la revolución mexicana) o ‘El tahúr’ (1979). Adaptando a los clásicos (José Alfredo Jiménez), estableciendo vínculos con autores contemporáneos (Martín Urieta, firma de ‘Mujeres divinas’) y abriéndose a temarios de la canción melódica (Manuel Alejandro, José Luis Perales, Camilo Sesto), alcanzó dimensiones de icono popular intergeneracional. Ahí, entre sus gestas, despunta el concierto que ofreció en la Plaza de Toros de México, el 15 de septiembre de 1984, ante 54.000 personas. Desde entonces, esa fecha es conmemorada todos los años en la radio mexicana como Día de Vicente Fernández.

Los reconocimientos se amontonaron entrado el siglo XXI, con dos premios Grammy y otros cuatro de los Grammy Latinos, mientras asistía al vistoso despegue de su hijo Alejandro (nacido en 1971), convertido en estrella combinando la ranchera con el pop latino y el bolero. Pero, en 2012, Vicente Fernández decidió dar por terminada su carrera con la gira ‘Mi despedida’, que le llevó al Parc del Fòrum (y a Madrid y Murcia), si bien su último concierto no llegó hasta 2016, en el mexicano Estadio Azteca. El bautizado como ‘charro de Huentitán’, que en esa época se marcó un dueto baladístico-ranchero bilingüe con Tony Bennett en ‘Viva duets’, hizo saber entonces que “un cantante necesita retirarse con mucha dignidad, antes de que pueda causar lástima y defraudar al público”.