Crítica de teatro

'Per fi sol!': ¡Bien dicho, Carles Sans!

El excomponente de Tricicle debuta en solitario con un ágil y bien hilvanado monólogo en el Borràs

Carles Sans durante el estreno de 'Per fi sol!'

Carles Sans durante el estreno de 'Per fi sol!' / Maite Cruz

José Carlos Sorribes

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Debe de ser realmente complicado llevar 40 años en contacto con el público y un día tener que bajar el telón para que no vuelva a subir. Y más si la pandemia te obliga a hacer mutis antes de lo que tenías pensado, y sin poder disfrutar además de la fiesta de despedida que bien te habías ganado a lo largo de tantos años. Fue el caso de Tricicle, de Paco Mir, de Joan Gràcia y de Carles Sans. Uno de ellos, Sans, no lo ha podido resistir y ha vuelto a ponerse delante del público. Lo ha hecho solo en el Teatre Borràs, sin sus dos colegas del legendario trío, y además como monologuista, no como mimo o actor de teatro gestual como a lo largo de esas cuatro décadas de aplauso unánime.

'Per fi sol!' Imposible un título más directo (sin mala intención, por supuesto). Solo y con una verborrea ágil, directa, ocurrente y bien hilvanada. Sans reitera que es un actor de teatro gestual en admirable forma física, y eso que ya tiene edad para jubilarse. Lo demuestra a lo largo del monólogo, sobre todo en esos momentos en que repite algunos movimientos de la época 'triciclera' tan aplaudidos entonces y ahora. Renunciar en esta 'rentrée' a la huella del Tricicle hubiera sido absurdo, y no solo porque es la suya, sino porque es lo que espera el público que va a ver 'Per fi sol!', fiel seguidor de todos los 'hits' del grupo.

Repaso biográfico

Sans, por ello, despliega un repaso biográfico a cómo brotó el trío, a sus inicios en el café-teatro del Llantiol (una de las mejores escenas del remember), a que él era el guapo del trío, Mir el calvito y Gràcia el gordito, a cómo les confundían con La Trinca, o a cómo patinó sendas veces con las que eran las novias de sus compañeros. Todo aderezado con un humor blanco, no exento de esporádica picardía, y a buen ritmo. El montaje va pasando de forma constante, sin prisas pero sin pausas que supongan bajones. Ahí se nota la colaboración externa de Jose Corbacho, el colega que dirige 'Per fi sol!', y un experto en monólogos y todo tipo de situaciones que buscan la complicidad del espectador.

El recuerdo de las anécdotas del trío provocan la risa cómplice de un público que se acerca al Borràs con la idea de tener un poquito más de Tricicle tras su adiós. Pero también encuentra pinceladas personales de Sans para no caer en la tentación de exprimir en exceso su pasado en el trío. Ahí están buenos momentos como la chanza sobre su nariz, su carácter hipocondriaco, su fobia a volar o cómo su mujer es amiga de viajar con maletas propias de una aventura transoceánica aunque sea para un fin de semana. Sans, además, no solo habla, demuestra sus dotes de imitador en sendos 'sketches 'sobre Sara Montiel y Esperanza Aguirre. ¡Bien dicho, Carles Sans!