CRÍTICA DE LIBROS

Crítica de 'Vides potser': de inventos y fetichismos varios

El poeta 'underground' Joan Vigó crea una trama que le da la vuelta a los postulados de la novela policiaca

Joan Vigó

Joan Vigó

Valèria Gaillard

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Un sepulturero que vive en secreto su amor platónico por una cocinera mediática, una estanquera pechugona y bisexual que lleva camisetas con conceptos japoneses, una prostituta ingeniosa y divertida que es feliz complaciendo los gustos más variados de sus clientes... Estos son algunos de los personajes que descubre el protagonista de 'Vides potser' (LaBreu) cuando, para escapar del sopor existencial, decide recuperar su título de detective privado y ponerse a trabajar. Su primer encargo es anónimo: debe investigar al sepulturero Orson Mur, que vive en un pueblecito costero, Santa Marta.

Joan Vigó, poeta y novelista de la escena barcelonesa' underground', rinde homenaje en esta novela magnética a su admirado Georges Perec y al personaje Percival Bartlebooth de 'La vie mode d’emploie'. Aquí el edificio perequiano es esta localidad donde aterriza el detective novato para ganarse la amistad del sepulturero ocultando su identidad. Aquí descubre un hormiguero de vidas algunas llenas de silencios, otras de fantasmas, de fetichismos sorprendentes —el cledalismo, por ejemplo—pero también de anhelos por encontrar la llave que dé sentido al tiempo.

Vigó consigue tejer una trama coherente y mantiene una intriga que se invierte: más que indagar sobre la vida del investigado, la cuestión es descubrir quién le ha hecho el encargo. Con acentos de novela de género y un buen abanico de personajes extravagantes, 'Vides potser' recurre a personalidades históricas, sobre todo la excéntrica y fascinante marquesa italiana Luisa Casati, musa de los surrealista y ella misma convertida en obra de arte, en una reflexión sobre la capacidad para reinventarse la vida y la necesidad de tensar los límites de la existencia. 

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