Una Constitución Española sin palabras (total, para lo que sirven)

La Constitución Española, que este lunes cumple 43 años, está formada por 18.342 palabras que hacen afirmaciones categóricas y sin margen para la duda como que todos los españoles “son iguales ante la ley”, tienen “derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”, también “al trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades”, y que el Estado debe ser regido por “un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad”.

Siendo como es la 'Ley de leyes', sería presumible que cada uno de sus artículos fuera de obligado cumplimiento. Sin embargo, la realidad que viven a diario miles de ciudadanos dista mucho del país que dibuja ese documento normativo. Es como si la Carta Magna hubiera sido vaciada de contenido y sus de palabras, de sentido.

15-M

Esta idea viene rondándole la cabeza al escritor, docente y artista 'performer' Óscar Curieses desde que hace una década se implicara como un activista más en las movilizaciones del 15-M. “Ya lo pensaba antes, pero fue en esos días, en las plazas, cuando vi claro hasta qué punto las normas que rigen nuestra convivencia estaban siendo incumplidas y los políticos se habían convertido en figuras que no representaban a la ciudadanía”, recuerda. Desde entonces anda tras la idea de hacer algo que exprese su sensación de estafa y, de paso, que sirva para volver a agitar las conciencias que hace diez años parecieron despertar del letargo.

El resultado de esa búsqueda es 'Constitución Española', la edición de la Carta Magna que acaba de publicar en el sello Ya Lo Dijo Casimiro Parker, y que tiene una particularidad desconcertante: está vaciada de palabras. Se titula igual que el texto legal aprobado por los españoles el 6 de diciembre de 1978, pero a lo largo de sus 80 páginas solo aparecen los signos de puntuación que acompañan a las letras. De ellas, ni rastro.

Lectura poética

El libro aporta un mensaje político, pero también admite una lectura poética. De hecho, está inspirado en el poema 'Blank Verse’ que escribió Ernest Hemingway en 1916 y que se distinguía por carecer de palabras. “Al igual que aquellos versos vacíos donde solo había signos de puntuación, esta Constitución sin letras compone una constelación de señales que parecen semillas, quién sabe si de una democracia más verdadera de la que tenemos. La idea es crear belleza desde una crítica de lo institucional”, explica el autor, creador de varios poemarios -'Sonetos del útero', 'Dentro', 'Hay una jaula en cada pájaro'- y del diario ficcionado del pintor Francis Bacon 'Man in blue'.

Curieses se resiste a articular un discurso político cerrado adscrito a su Constitución muda y prefiere que sea cada lector el que exprese qué siente a la vista de la ley fundamental del país despojada de palabras. Pero no disimula la indignación que anima su intervención: “¿Realmente somos todos iguales? Cuando pienso en las dificultades que hay hoy en día para acceder a una vivienda o en el maltrato que padecen la sanidad y la educación públicas que dice garantizar la Carta Magna, la conclusión a la que llego es que ese texto ha sido vaciado, y creo que somos muchos quienes pensamos así. Los incumplimientos de la Constitución, sobre todo de sus capítulos más sociales, son continuos”, opina.

Traición a los ideales

La 'Constitución' de Curieses no es del todo muda. El libro se completa con cuatro ensayos firmados por la profesora de la Universitat de Barcelona Virginia Trueba, el abogado del 15-M Eduardo Gómez Cuadrado, el comisario de exposiciones Francisco Baena y la artista Dora García (premio nacional de Artes Plásticas 2021) que inciden en la sensación de “traición a los ideales democráticos” que denuncia el autor.

Tras ser expuesto en la galería de arte Habitar la Línea, de Lavapiés, el libro -o más bien los signos de puntuación que contienen sus páginas- será leído el 6 de diciembre, día de la Constitución, en la librería La Imprenta de Madrid y retransmitido por streaming. “Intentar leer un libro así es desconcertante, lo sé, pero eso es, precisamente, lo que busco: causar sorpresa, invitar a reflexionar y provocar la crítica”, resume el autor.