Crítica de cine

Crítica de 'Fantasía': un crucero en familia

Más que de un documental en el sentido estricto de la palabra, se trataría de una película familiar que oscila entre la captura de los gestos cotidianos y una cierta desmitificación

Fotograma de 'Fantasía', de Aitor Merino

Fotograma de 'Fantasía', de Aitor Merino / Doxa Producciones

Quim Casas

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Buena idea, propuesta fallida. Aitor Merino, junto a su hermana Amaia Merino, propuso en su anterior largometraje un estilo bien distinto de cine documental en primera persona: ‘Asier ETA biok (Asier y yo)’ se centraba en un compañero de infancia y juventud del director que acabó ingresando en las filas de ETA; al salir de la cárcel, Merino le entrevistaba para comprenderle a él y comprenderse a sí mismo. En ‘Fantasía’, dirigida en solitario, la mirada personal está relacionada con los suyos: la película es la crónica del crucero por el Mediterráneo que emprende la familia Merino.

Más que de un documental en el sentido estricto de la palabra, se trataría de una película familiar que oscila entre la captura de los gestos cotidianos y una cierta desmitificación: de las relaciones familiares, de los actos en cruceros de estas características, de las reflexiones existenciales. Con todo, ‘Fantasía’, buen título ‘disneyano’ para un filme terrenal, procura también ciertas reflexiones sobre la vejez y la edad adulta, sobre los compromisos y fracasos, de apariencia más seria –a veces incluso demasiado trascendente–, aunque todo esté contado con un estilo aparentemente despreocupado en el que los padres del cineasta bailan alegremente en el ascensor del barco o hacen el zombi en el pasillo.

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