LO QUE NO SABÍAS DE...

¿Cómo se amasó 'Pan de limón con semillas de amapola'?

El equipo tuvo la suerte de poder rodar en los mismos sitios en los que trascurre la novela original

Cada día se hartaban de comer el bizcocho de pan de limón que sobraba del rodaje

Algunas escenas previstas en la barca se rodaron en la cala porque una actriz se mareaba

pan obrir

pan obrir / FILMAX

Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El director sevillano Benito Zambrano llamó la atención de público y crítica en 1999 tras debutar con el drama Solas, que obtuvo cinco Goyas y varios reconocimientos en Berlín. Desde entonces ha sido sumando nuevos títulos a su filmografía como la musical Habana Blues, la histórica La voz dormida o el wéstern Intemperie. Ahora regresa al melodrama con Pan de limón con semillas de amapola, a partir de la novela de Cristina Campos. La protagonista es Elia Galera (Hospital Central, El Cid) junto a Eva Martín (Merlí, sapere aude, Valeria), así como, en papeles secundarios, también encontramos a la veterana Ana Gracia o al catalán Pere Arquillué.

Galera es una doctora que trabaja en África donde asiste a un parto en el que la madre fallece pidiéndole antes que cuide de su hija recién nacida. Se encariña rápidamente con la pequeña pero tiene que volver a Mallorca para resolver el tema de una herencia. Allí se reencontrará con su hermana y con el pasado de su familia y tendrá que tomar unas cuantas decisiones importantes. Es una película con la sensibilidad y la emoción a flor de piel, que retrata con delicadeza los rincones de Valldemossa y contiene varios giros argumentales que mantienen al espectador en vilo. El propio Zambrano nos explica las curiosidades del rodaje.

-En los lugares imaginados. “Cuando ruedas una película intentas encontrar las localizaciones ideales, que no suelen ser las que tenías previstas inicialmente. En esta ocasión ocurrió todo lo contrario. La novela de Cristina Campos está inspirada en el pueblo de Valldemossa y, después de buscar mucho, acabamos rodando en esa misma localidad. También buscábamos un coach de panadero y los interiores para el horno y, al final, fue el de Can Molina, el lugar que ella había escogido para su novela. También aparece un hotelito donde la protagonista se queda unos días, El Petit Hotel, y el que nos venía bien era precisamente el de verdad porque, además, debido a la pandemia estaba cerrado porque no había turismo. Incluso la actriz Marilú Marini, que interprete a la dueña se quedó a dormir allí alguna noche. Es algo que no suele suceder, poder dormir en el mismo escenario donde rodábamos”.

-De la letra a la imagen. “Respecto a la novela original hay muchas diferencias y pocas, según se mire. Es el problema de tener que convertir las 400 páginas de un libro en las 100 de un guion. Hemos tenido que suprimir tramas del pasado de los personajes, había muchos más personajes, había que reducirlo. Siempre pienso que dentro de una novela hay contenida una película y hay que encontrarla y desechar mucho. El espíritu de la novela está perfectamente reflejado, teniendo en cuenta que la propia Campos fue coautora del guion, y se mantiene ese mundo de mujeres, esa intimidad, el tono poético y mágico y muchos otros elementos de la historia“.

-Escogiendo el pan. “Tuvimos que hacer un casting de panes de limón con semillas de amapola. Vi todos los que tenían posibilidades de salir en la película y los probaba. La directora de arte habló con un pastelero mallorquín y le pidió que nos lo hiciera. Es un bizcocho y, como tiene mucho protagonismo en la película, necesitábamos que tuviera una gran enjundia. Hicimos pruebas de esponjosidad, de textura, queríamos que fuera bonito y que tuviera un cierto formato industrial grande porque luego lo regalaban a los clientes”.

-Pan para todos. “Nos tenían que traer el pan cada día en tres o cuatro bandejas grandes por si había que repetir tomas y, al final de cada jornada de rodaje, comía pan de limón hasta el gato, lo que sobraba era la merienda de cada día del equipo. Incluso, vino el alcalde y el conseller de turisme y todos comieron, hasta los guardias civiles que estaban de vigilancia. Muchas veces, si sobraba, nos los llevábamos a nuestra casa. Estuvimos viviendo en el mismo pueblo y éramos el único grupo que había allí. Solo estaban viviendo los lugareños y nosotros y nos encontrábamos continuamente durante tres meses y hasta hicimos amigos”.

Durante el rodaje, el equipo y los visitantes comieron casi cada día este bizcocho.

Durante el rodaje, el equipo y los visitantes comieron casi cada día este bizcocho. / FILMAX

-Trucos de cine. “En la escena inicial, la joven actriz no estaba embarazada de verdad. Fue un trabajo muy bueno de efectos especiales. Se construyó una especie de camilla falsa muy especial. Se veía la mitad del cuerpo y la otra, escondida, era donde se ponía la barriga y donde estaba el muñeco”.

-Un bebé dormilón. “Respecto al bebé encontramos una pareja que había parido hace poco y era un niño sietemesino, tenía la edad justa porque aunque tenía tres meses era muy pequeñito y podía pasar por un recién nacido. A veces era un sufrimiento ya que teníamos que trabajar con dobles porque solo podían estar tres horas y si se ponían a llorar no había manera. En la película había un momento en el que el bebé tenía que estar despierto, pero lo cogías en brazos y se dormía en 0,3 segundos, no tardaba nada y no había manera de despertarlo”.

No fue fácil trabajar con el bebé porque se dormía con demasiada facilidad.

No fue fácil trabajar con el bebé porque se dormía con demasiada facilidad. / FILMAX

-De Senegal a Gran Canaria. “En principio, el objetivo era rodar en Senegal, pero con el covid no nos dejaron entrar. Nos dio mucha penita porque queríamos ser muy respetuosos con África y no hacer un pastiche. Al final tuvimos que rodar en Gran Canaria y teníamos que utilizar mucha figuración de raza negra y fue complicado encontrarla, hasta se apuntaron cubanos. Con los niños fue aún más complicado porque necesitaban unos permisos muy especiales, algunos padres no tenían los papeles y, además, había que rodar con ellos pocas horas al día. En algunos planos tuvimos que esconderlos un poco para que no se distinguiera que eran siempre los mismos”.

-Mareos oportunos. “Cuando íbamos a rodar la escena de la barca, una de las actrices me dijo que se mareaba mucho, que era horrible para ella tan solo subirse. Los actores no te dicen todo en un casting para que les des un personaje y te mienten para conseguirlo. Es algo que me provoca mucha ternura, luchan tanto para lograrlo… Nos fuimos a navegar para ver cuánto tiempo aguantaba y teníamos otra barca cerca por si acaso, por si empezaba a vomitar y sacarla de allí rápidamente. A la hora de la verdad vimos que aguantaba bastante si la mar estaba tranquila, pero eso nos hizo darnos cuenta de que no todas las secuencias en la barca nos funcionaban bien. Gracias a ese problema decidimos hacer algunas más en la cala, además hubiéramos estado muy limitados porque el barco era muy pequeño. Son cosas del destino, al final buscando una solución encontramos algo mejor y más bonito”.

Los mareos en barca de una de las actrices obligaron a cambiar el plan de rodaje.

Los mareos en barca de una de las actrices obligaron a cambiar el plan de rodaje. / FILMAX

-La torre de Babel. “En la película se hablan muchos idiomas como inglés, francés o catalán. Yo, maldita sea, solo hablo andaluz y no he podido estudiar inglés y lo necesitaba en varios momentos para comunicarme. Menos mal que tenía una traductora conmigo y gente del equipo que sí lo hablaba y me recordaba en qué momento estábamos, qué diálogo tocaba. No eran muchas escenas ni muy complicadas, así que pudimos hacerlo bien aunque los matices de dirección pudieran escaparse a veces. Era muy bonito que, de pronto, hubiera en rodaje tantos idiomas y gente de tantos países, incluso había alemanes entre la figuración, lo que demuestra que Mallorca es una isla muy cosmopolita”.

-A amasar. “Las actrices se lo pasaron muy bien aprendiendo a amasar. Siempre teníamos a nuestro lado al maestro panadero o a gente de su equipo que nos enseñaba a preparar la masa, que estuviera en su punto y las chicas lo cogieron con muchas ganas. A los actores les gusta aprender cosas nuevas y hacer las cosas. Fue divertido que tuvieran que hacer este trabajo manual”.

Las actrices aprendieron a amasar bajo la tutela de un experto panadero.

Las actrices aprendieron a amasar bajo la tutela de un experto panadero. / FILMAX

-En la peluquería. “A las actrices que aparecen con el pelo más corto se lo cortamos de verdad, pero solo hasta el punto que se ve en la película. No queríamos llegar más lejos y nos daba pena por ellas, pero tampoco era necesario raparlas al cero y ponerles algo encima. Tan solo utilizamos algunos elementos de maquillaje para que quedara más aparente”.

-La banda sonora. “Hemos cuidado mucho la banda sonora, que es obra de un compositor mallorquín, Joan Valent, que también ha escrito la canción, Semillas de amapola, que es muy bonita y que habla de un personaje que no aparece en la película. También fue una suerte poder contar con Estrella Morente para interpretarla acompañada por la guitarra de José Carbonell Montoyita”.