RESCATE EDITORIAL

Thomas Savage: el narrador que guardaba un gran secreto

‘El poder del perro’, la novela del autor norteamericano ahora llevada a la pantalla por Jane Campion ha sido reeditada en castellano

Publicada originalmente en 1967, cosechó buenas críticas en su momento, pero no alcanzó el estatus de título imprescindible del género. 

Thomas Savage

Thomas Savage

Elena Hevia

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“A menudo los vaqueros son cariñosos entre sí en secreto”, dice la letra de una canción country que Ned Soublette cantaba en 1981 y que solo encontró su éxito cuando Willie Nelson la interpretó 20 años más tarde. Y es que el mundo no estaba preparado para enfrentarse a algo que las historias de vaqueros habían dejado entrever no pocas veces: la ambigüedad de las amistades masculinas en un mundo hipertestosterónico en el que la mujer suele tener un papel episódico. Pero en 1967 el tema prohibido, la homosexualidad del cowboy, fue central en la quinta novela de un autor, Thomas Savage, que pese a cosechar buenas críticas nunca alcanzó el estatus de los grandes. ‘El poder del perro’ traía ecos de ‘Al este de Edén’ de John Steinbeck, con dos hermanos Phil y George, delgado y odioso uno, gordo y amable el otro. CaÍn y Abel.

Y sin embargo, como contó la escritora Annie Proulx en el posfacio de la edición con la que Penguin intentó rescatarle en el 2001 -y que ahora recupera Alianza Editorial coincidiendo con la adaptación de Jane Campion- en los 60 apenas ninguna crítica reparó, o mejor dicho, apenas nadie quiso hacerlo, en el verdadero tema de la novela, sutil pero muy poco oculto: que la aireada y machirula homofobia de Phil, el hermano malo de la historia, un verdadero canalla pero también el carácter más complejo e interesante de la narración, escondía en realidad una atormentada represión homosexual que le amarga la vida a sí mismo y a todos los que le rodean.  

Para Proulx, autora del relato ‘Brokeback mountain’ que se publicó en ‘The New Yorker’ en 1997 y que dio origen a la película de Ang Lee, la novela de Savage había abierto una puerta a un terreno proceloso que la literatura y el cine siempre se habían resistido a pisar y que ella colocó en primer plano.

En ese epílogo se relaciona la vida del escritor con los principales aspectos de la novela: una infancia en ranchos de vacas y ovejas en las montañas entre Idaho y Montana, una madre alcohólica que tiene su correlato en el personaje de la viuda que se casa con el bueno de George, el cruel hermano de su padrastro que lo martirizó cuando era joven -como Phil hace con el hijo de la viuda-. En esas comparaciones, Proulx no se atreve a mencionar un asunto capital. Quizá porque cuando apareció ese texto, Savage todavía estaba vivo.

Casado con Elizabeth Fitzgerald su novia de la universidad, que acabaría siendo también escritora, Savage abandonó un tiempo a su esposa e hijos para vivir una apasionada relación con Tomie de Paola, un ilustrador de cuentos para niños veinte años menor que él. Tras la ruptura, el autor regresó al redil, escribió ‘El poder del perro’, dedicó este a su mujer y no volvió a tener una relación homosexual conocida hasta la muerte de ella en 1988. Así es inevitable pensar que los propios fantasmas del autor alimentaron esta novela que habla de heridas abiertas y fantasmas íntimos.

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