10 canciones de Bambino no aptas para cardiacos

'La pared'

"Esa pared que separa tu vida y la mía" se convirtió en bandera bambinera donde las haya. Bolero poco conocido en España del puertorriqueño Roberto Angleró transformado en emblemática rumba. Todo un ariete.

'Payaso'

Su otra punta de lanza. Esta vez por bulerías. Bolero ranchero que eternizó al otro lado del charco Javier Solís. Cuando la recuperó Falete en su primer disco tenía mucho de declaración de principios.

'Mi amigo'

Soneto de Rafael de León titulado ‘Duda’. Ya con música, lo estrenó la Dúrcal, lo popularizó la Jurado y Bambino lo sublimó. En el argot gay de la época, ‘amigo’ era un usual sustitutivo de novio o pareja.

'Reírse'

Alfonso Carlos Santisteban fue su compositor de cabecera en la primera época triunfal. Con letras muchas veces del mago de la escena Salvador Távora. Esta, escalofriante y un tanto premonitoria.

'Bravo'

Oda al odio, que no siempre es tan malo como lo pintan. El clásico de Olga Guillot cobraba por bulerías aún más verdad. Asusta oírlo por lo fácil que todos, en algún momento, nos podríamos identificar.

'Procuro olvidarte'

Manuel Alejandro escribió esta joya para Hernaldo Zúñiga. Y en plenas sesiones del icónico ‘Soy lo prohibido’, el palmero Tony Maya se la dio conocer a Bambino en la aterciopelada versión de José Vélez. 

'Corazón loco'

Antonio Machín popularizó este bolero cuando aún coleaba la posguerra. ¡Quién iba a decir que, a día de hoy, sonaría aún más políticamente incorrecto! A no ser que en realidad estuviese hablando del poliamor.

'Amar no es pecado'

Del último de los tres sensacionales discos que hizo con el maestro Solano a los mandos, en los que se adentró en la copla; un género que, inexplicablemente, casi nunca se vincula con el arte de Bambino.

'El reloj'

Este reloj (que no es el del bolero) nunca se detenía. Había perdido ya aquellos vertiginosos agudos, pero cantaba con más poso. Al igual que Elvis, físicamente llegó durante mucho tiempo a parecer otro.  

'La nave del olvido'

Clásico melódico argentino, difundido por el mexicano José José y versionado hasta la saciedad. Aunque nunca de este modo: magnificando el estribillo en clave orquestal para luego deconstruirlo vocalmente.