Controvertida serie infantil

¿Debemos dejar a nuestros hijos ver la serie 'Juan Pilila'?

La controvertida ficción animada danesa estrenada en Filmin sobre "el hombre con el pene más largo del mundo" abre el debate entre psicólogos infantiles y creadores: ¿es inapropiada pedagógicamente para niños de 4 a 8 años o normaliza la sexualidad?

Imagen de la serie 'Juan Pilila'

Imagen de la serie 'Juan Pilila' / El Periódico

Julián García
Marisa de Dios
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Todos sabemos que la animación no es siempre para niños. Ahí tenemos como ejemplo series como 'Los Simpson', 'South Park', ‘Bojack Horseman’ o 'Padre de familia', que destilan un incisivo humor no apto para todos los públicos. O el debate abierto sobre los límites del cine infantil a partir de algunas películas de Pixar dirigidas mayoritariamente a los más pequeños, como 'Soul' o 'Del revés (Inside out)', en cuyas vistosas imágenes se ocultan complejos conceptos simbólicos que algunos se plantean si los chavales están preparados para comprender.

El estreno en la plataforma Filmin de 'Juan Pilila', una controvertida producción de la televisión pública danesa protagonizada por el hombre con 'el pene más largo del mundo' y recomendada para un público entre 4 y 8 años, ha hecho que muchos padres se preguntaran si era conveniente que sus retoños se rieran con las aventuras de este particular personaje bigotudo al que su desorbitado y descontrolado miembro metía en multitud de embrollos. ¿Es educativa, tal y como afirman sus creadores, porque ayuda a los niños a descubrir su anatomía, así como la vergüenza y el placer del cuerpo? ¿O nos estamos pasando de la raya? En Dinamarca, la serie encendió una intensa polémica, entre defensores que resaltaban su carácter pedagógico y detractores que la tachaban de "mal gusto" e incluso "repugnante", una situación que se ha vuelto a repetir ahora en España.

Núria Casanovas Puigví, psicóloga infantil y familiar y presidenta del Consejo Social del Colegio Oficial de Psicología de Catalunya, lo tiene claro: "No es apta para las edades que la están recomendando". La psicóloga, que considera que 'Juan Pilila' no aporta "un contenido pedagógico muy interesante desde la parte emocional o didáctica", recuerda que "los niños pasan por un proceso natural en el que prueban a decir pipi o caca para llamar la atención, pero a estas edades de las que estamos hablando tienen que aprender bien esas cosas", explica. "Así que favorece casi una regresión en los niños, que utilicen más el pene como algo vulgar, para divertir y para exagerar", añade.

La experta apunta que "hay muchas maneras de ayudar a nuestros hijos a tener una concepción de la anatomía y de uno mismo que son mucho más adecuadas a estas edades, y más constructivas". Sobre todo, porque en esta etapa de desarrollo los niños todavía "no tienen la madurez psicológica para entender que se trata de una representación exagerada para que aprendamos a aceptarnos tal y como somos", esa oda a la diferencia que rezuma 'Juan Pilila' y que los más pequeños todavía no están capacitados para captar. Habla incluso de lo "arriesgado" que puede llegar a ser utilizar un nombre tan común, que haga que los pequeños que se llamen así puedan recibir un apodo "que les provoque situaciones de malestar".

Provocar

Sylvie Pérez, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Educación de la UOC, coincide con Casanovas. "Los creadores intentan defender que hay una moraleja en cada capítulo y una intención pedagógica. Pero la pregunta es: ¿nos vale cualquier medio para conseguir un fin, aunque sea lícito? Pues igual no", reflexiona. La educadora recuerda que ya hay un montón de series con finalidades pedagógicas que vendrían a cumplir la misma función que 'Juan Pilila', como 'La oveja Shaun', 'Caillou' o 'Dinotren'. "Podrían haber hecho lo mismo con un protagonista con una cola de león, con un dedo índice muy largo o con un cuerno en la cabeza, pero usar el miembro fálico creo que es provocar", incide.

Fotograma de la serie 'Juan Pilila'

Fotograma de la serie 'Juan Pilila' / El Periódico

Sobre todo, teniendo en cuenta que "a los cuatro, los cinco o los seis años los niños están en el plano simbólico, de lo mágico, de lo fantasioso. Aprenden a través de ello y canalizan las cosas a través de este simbolismo. Entonces, ¿cuando un señor con bigote les enseñe un pene qué pasará, que se tendrán que reír? La frontera está difusa", recalca, aludiendo a que el protagonista de esta producción danesa sea, claramente, un hombre adulto, como bien atestigua su frondoso bigote.

Según Casanovas, precisamente a esas edades es cuando más hay que evitar confundir a los pequeños, con el propósito de prevenirles del abuso infantil. "Justamente tienen que estar más alerta y saber que si un adulto les enseña sus genitales es algo completamente inadecuado y tienen que pedir ayuda", subraya, a la vez que recuerda lo inapropiado que veríamos "utilizar el mismo dibujo animado con una mujer con unos pechos enormes".

Normalizar la sexualidad

Mario Torrecillas, director de PDA (Pequeños Dibujos Animados), reputado taller audiovisual destinado a hacer películas de animación en colegios de todo el mundo, no es del mismo parecer que Pérez y Casanovas. El guionista considera que, más allá de la lógica controversia, una serie como ‘Juan Pilila’ supone “avanzar un pasito hacia la normalización de la sexualidad”, al tiempo que evoca aquellos inocentes tiempos de infancia “en los que llamamos pilila al pene y nos reíamos de lo lindo a escondidas; detrás de la puerta y con la cara roja como un tomate”. En este sentido la serie danesa serviría, desde su “simpática naturalidad”, para poder “salir de detrás de la puerta sin tener, al fin, la cara roja. Normalizar lo que es normal”.

Imagen de la serie 'Juan Pilila'

Imagen de la serie 'Juan Pilila' / El Periódico

El actor César Capilla, doblador de Patricio en la serie 'Bob Esponja', ratifica la opinión de Torrecillas, pues considera que "debería ser normal poder hablar de órganos reproductores, sean masculinos o femeninos, sin que sean demonizados ni que nadie se sienta ofendido". El actor sabe bien lo que significa que una serie infantil provoque controversia: en su caso, por los supuestos tics gays de la relación entre Bob Esponja y Patricio, y por el alocado frenesí de la serie. "Es algo que se lleva diciendo desde el primer día, pero es un simple juicio de valor emitido desde la subjetividad de quien así lo ve o lo piensa. Dudo mucho de que 'Bob Esponja' fomente la homosexualidad y la hiperactividad entre los niños", afirma Capilla.

Para Torrecillas, las críticas a ‘Juan Pilila’ denotan que la sociedad tiende cada vez más “a lo reaccionario”. En su opinión, “aceptamos de buen grado la violencia en los dibujos animados, o en los productos dirigidos para niños, pero reprobábamos la sexualidad”. Se refiere, especialmente, a series históricas de animación como ‘Looney Tunes’ -protagonizada por amigos ancestrales de varias generaciones de niños como Bugs Bunny, Correcaminos o Pato Lucas-, cuya última temporada, estrenada en 2020, está disponible en HBO Max: “Es una macarrada de tomo y lomo, una ensalada de hachas, bombas, navajas y cuchillos de carnicero. ¿Y alguien ha dicho algo?”, se pregunta el guionista, consciente de la respuesta.

Para chicos más mayores

También despierta controversia el hecho de que Juan Pilila es un tipo ya talludo que sigue viviendo con una señora mayor que se ocupa de él y que le sigue tratando como un niño. La psicóloga Sylvia Pérez no lo ve con buenos ojos: "¿Qué tengo que estar, hasta los 50 años en casa porque la abuela se va a ocupar de mí, me va a vigilar y a corregir, como pasa en esta serie? Ese mensaje también me chirría", apunta la psicóloga, que sí que considera que 'Juan Pilila' la podrían ver chicos un poco más mayores, "de 12, 13 o 14 años". "Se pueden reír, el adulto también, y puedes hablar de ello en casa. Pero tan pequeños, ¿cómo separas lo mágico de lo real? Puede ser contraproducente", valora.

¿Sería posible una serie así en España?

La serie ‘Juan Pilila’ (‘John Dillermand’ en su versión original danesa) fue estrenada el viernes 5 de noviembre en la plataforma Filmin y consta de 20 episodios de cinco minutos protagonizados por el hombre con el hombre con el pene más largo del mundo. “Es la más larga de las pililas, si te hace falta hacer algo, él con ella podrá. La hace girar con timidez y salva al mundo con rapidez”, explica, gráficamente, la animada sintonía inicial de esta serie nacida en la cadena pública danesa DR, con el objetivo de “abordar la curiosidad de los niños sobre el cuerpo humano, desde las cosas más vergonzosas hasta las más divertidas”.

¿Sería posible que una televisión pública de España se atreviera a producir o programar una serie como ‘Juan Pilila? “Estamos hablando de un país nórdico como Dinamarca, donde la gente podría ir desnuda por la calle si no hiciera tanto frío”, afirma Mario Torrecillas, que está convencido de que ninguna televisión pública "de aquí" estaría dispuesta a “tomar el riesgo de hacer algo así”, a pesar de que “en España se hace una animación independiente muy valiente”. El guionista recuerda el caso de la serie ‘Heavies tendres’, de Juanjo Sáez, “que TV-3 la programó en el Canal 33 a la hora del Conde Drácula. Y Luego la mandaron a la web, que es como lanzar al mar una gota de agua. Hoy, esta serie, en cambio, es una referencia en Netflix Europa. En las teles públicas van con mucho tiento porque aún se piensan que el espectador es tonto”.

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