Benito Zambrano: "Hay partidos que reivindican la figura del macho, pero por fortuna estamos cambiando"
El director adapta la novela de Cristina Campos 'Pan de limón con semillas de amapola' y reivindica el cine de emociones a través de una película protagonizada por mujeres en la que se habla de la identidad, de los desengaños vitales y la necesidad de empoderamiento.
Beatriz Martínez
Periodista
Periodista cultural y crítica de cine.
Cuando Benito Zambrano leyó la novela de Cristina Campos, 'Pan de limón con semillas de amapola', se sintió profundamente conectado a la historia que contaba, la de dos hermanas muy distintas entre sí que llevaban mucho tiempo sin hablar y que retomaban la relación al recibir como herencia la panadería de una desconocida.
Dentro de ella, encontró muchos temas que le interesaban, casi todos relacionados de alguna forma con lo femenino y la maternidad. Era una manera también de regresar a 'Solas', su alabada ópera prima, pero desde otra perspectiva totalmente diferente, en la que el realismo dejaba la puerta abierta al cuento y a la poesía.
“La manera de conectarme con las historias parte del sentimiento, y esta era fundamentalmente una historia de estómago. Lloré mucho leyendo la novela, me golpeó profundamente y establecí muchos vínculos con ella. Además, hablaba de un universo de mujeres desde una visión muy contemporánea y sobrevolaban aspectos como la familia, los vínculos, las heridas, la reconciliación, las decisiones y el empoderamiento, que me interesaban mucho explorar”, cuenta el director a El Periódico durante su visita a Madrid después de presentar la película en el Festival de Sevilla.
Había otra razón que le atrajo, poder rodar en África. La protagonista, Marina (Elia Galera), trabaja como ginecóloga en una ONG y allí ha hecho su vida después de viajar por todo el mundo ayudando a la gente. La conoceremos tras asistir al parto de una mujer que muere tras dar a luz a una niña con la que sentirá una conexión inmediata. “Siempre había querido filmar en África, creo que tenemos que mirar más y mejor hacia allí, y quería hacer una película que homenajeara a los cooperantes, personas que entregan su vida por ayudar a los demás. Así que esta historia me daba la oportunidad de hacer las dos cosas”.
En 'Pan de limón con semillas de amapola' las relaciones entre las protagonistas resultan fundamentales. El eje que lo vertebra todo es el reencuentro entre Marina y Anna (Eva Martín), pero estos dos personajes también tienen su recorrido en paralelo. Anna al descubrir que está enferma y darse cuenta de que lo ha perdido todo por culpa de su marido, y Marina en su empeño por conocer qué se esconde tras el secreto de la misteriosa mujer de la panadería y su pan de limón con semillas de amapola.
"Hombre emocionados"
Al lado de estos personajes femeninos poliédricos, que están acompañados de toda una tribu que se establece a su alrededor, encontramos a dos tipos de hombres pertenecientes a generaciones distintas. Uno representa el machismo, el otro, la comprensión a través del amor y el respeto. “Entre uno y otro hay muchos grises, que es donde yo creo que nos encontramos el resto de los hombres. Ahora hay partidos políticos que reivindican la figura del macho, pero afortunadamente estamos cambiando. Por eso me gusta el personaje de Mathias (Tommy Schlesser), porque no impone sus testículos, sino que para él lo importante es el amor y el cariño”. A pesar de todo, el último consejo que le dará Anna a su hija, Anita (Mariona Pagès) será precisamente: “no dependas de los tíos, no repitas mis mismos errores”, como una declaración de intenciones sobre la necesidad de independencia de la mujer.
A Benito Zambrano le interesa lo que pueden pensar los hombres de 'Pan de limón con semillas de amapola', por eso, cada vez que se ha hecho un pase, ha querido conocer su opinión, porque supuestamente la película tiene integrada la etiqueta de ‘cine para mujeres’. “Quería saber si ese estereotipo se había superado, y me encontré con hombres llorando, emocionados a la salida”.
Otro de los temas que trata la película es la posibilidad de morir con dignidad y acompañado de la gente que quieres. “Para mí es un tema muy importante que quería plasmar bien, porque nada me parece más bonito que poder tener una buena muerte y poder marcharte de la manera que te parezca”.
Benito Zambrano, después de su adaptación de la novela 'Intemperie', mucho más áspera y violenta, regresa al cine de sentimientos. Lo hace de una manera elegante, sin subrayar las emociones, pero dejando que el espectador se deje llevar por ellas.
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