Tendencia literaria

Nazis reales en la novela negra del momento

El italiano Fabiano Massimi se consagra con 'Los demonios del Reich' como uno de los nuevos autores que alimentan el 'nazi crime', el subgénero de la novela negra ambientado en la época hitleriana que han hecho grande Philip Kerr y Ben Pastor

Tras bucear en los misterios de la muerte de la sobrina de Hitler en 'El ángel de Múnich', ahora urde una trama en torno al incendio provocado del Reichstag en 1933 que el líder nazi aprovechó para eliminar a la oposición y afianzarse en el poder

Hermann Göring y Heinrich Himmler (centro) junto a un Adolf Hitler de brazos cruzados

Hermann Göring y Heinrich Himmler (centro) junto a un Adolf Hitler de brazos cruzados

Anna Abella

Anna Abella

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La sobrina de Hitler, Geli Raubal, de 23 años, apareció muerta en 1931, en la habitación de la casa del líder nazi, quien profesaba por ella, según apuntan diversos historiadores, una turbia obsesión incestuosa. El misterio de su supuesto suicidio, un dudoso caso que acabó enterrándose, cautivó al italiano Fabiano Massimi (Módena, 1977), quien tras bucear en una ingente documentación alumbró ‘El ángel de Múnich’, ficción protagonizada por el comisario Siegfried Sauer y que fue número uno en ventas en su país en plena pandemia. Un año después de su publicación retoma el personaje en 1933 con una nueva investigación basada en hechos reales, ‘Los demonios del Reich’ (Alfaguara), sobre otro episodio envuelto en brumas, el incendio provocado del Reichstag, el Parlamento alemán, del que se aprovechó un Hitler en auge.

La solvente irrupción de Massimi viene a nutrir un subgénero de la novela negra, el ‘nazi crime’, ambientado en los años del nazismo y la Segunda Guerra Mundial, que hizo grande el desaparecido Philip Kerr, con su inolvidable oficial de las SS Bernie Gunther, y que sigue alimentando la italiana Ben Pastor, con la serie de Martin Bora, su militar alemán inspirado en Claus von Stauffenberg, de la que este año ha publicado ‘La noche de las estrellas fugaces’ (Alianza).   

El Reichstag, aún humeante tras el incendio provocado en el Berlín de 1933.

El Reichstag, aún humeante tras el incendio provocado en el Berlín de 1933. / ARCHIVO

Massimi, aunque es fiel lector de novela negra, nunca pensó en escribir una ficción policiaca histórica ambientada en el nazismo, confiesa en entrevista a este diario. "Pero era previsible, porque desde joven mi referente es ‘El nombre de la rosa’, de Umberto Eco. Hasta fui a estudiar Filosofía a Bolonia, donde daba clases, para estar con él. Y cuando hallé la historia de Geli, empecé a investigar. Es un género con un ritmo fuerte y riguroso. Y como estoy cansado de ver un mundo injusto, la novela negra me permite hacer justicia: nadie puede cambiar lo que escribo", explica quien ya tiene proyectadas siete entregas del comisario Sauer -casi un clon, pero solo en el físico, del temido líder nazi Reinhard Heydrich-, antiguo combatiente de la Primera Guerra Mundial. 

Una experiencia traumática que comparte precisamente con Eddie Giral, el policía francés en el París ocupado de 1940 que protagoniza ‘Los olvidados’ (Principal Noir), del galés Chris Lloyd, también novedad reciente del ‘nazi crime’, un subgénero por el que han transitado autores como los españoles Ignacio del Valle, el propio Arturo Pérez-Reverte, el alemán Volker Kutscher o el estadounidense Alan Furst. Es un periodo histórico que fascina. "El nazismo no deja de ejercer su magia negra -constata Massimi-. En Italia no puedes ver en la tele un programa histórico que no hable de nazismo. Toda esa imaginería de medallas y uniformes perfectos, la parafernalia... Construyó una mitología y fascina saber que encarna el mal absoluto. Hay que seguir hablando del Holocausto para no olvidar. No hemos cerrado aún el capítulo de la Segunda Guerra Mundial, somos herederos de esa época". 

El incendio del Reichstag cambió el siglo. Fue como el 11-S. Significó pasar de la democracia al autoritarismo del Tercer Reich

Massimi dedica ‘Los demonios del Reich’ a Marinus van der Lubbe, el joven comunista holandés que fue detenido por el incendio del Reichstag, la sede del Parlamento alemán en Berlín, el 27 de febrero de 1933. "Marinus fue el chivo expiatorio. Al investigar vi la injusticia del procedimiento judicial, de su ajusticiamiento. Nunca devolvieron el cuerpo a la familia, le pintaron como un deficiente y ante el tribunal parecía ido porque le drogaban". 


Marinus van der Lubbe

"Los historiadores aún se pelean por saber qué pasó", confirma. ¿Fueron los nazis, para culpar a los comunistas. o un complot anarquista? Göring llegaría a admitir que fue él. "Los nazis construyeron una trampa perfecta y todos cayeron en ella. Fueron rapidísimos en aprovecharse de ello. La misma noche del incendio, Hitler convenció al anciano presidente Hindenburg de la firma del decreto de emergencia que restringía derechos y libertades y le daba plenos poderes. Y cientos de miles de opositores fueron perseguidos con listas que ya estaban preparadas la semana anterior. Una semana después había elecciones, ya con los comunistas y socialdemócratas fuera del Parlamento y con las SS y las SA por todas partes. Y Hitler las ganó democráticamente, aunque sin mayoría aplastante. El incendio cambió el siglo. Significó pasar de la democracia al autoritarismo del Tercer Reich", resume antes de establecer paralelismos históricos: "Y promulgaron sus leyes, como pasó tras el 11-S, con la ley Patriot Act, que autoriza al poder a controlar al ciudadano sin tener en cuenta sus derechos con la excusa del terrorismo".

"Hoy, el ‘smartphone’ es el arma de control más poderosa jamás inventada y la llevamos a todas partes –alerta-. Si recordamos ‘1984’ de George Orwell, vigilados por el televisor en casa, nos damos cuenta de que vivimos en una distopía, delegamos el control en Alexa... Somos nuestros propios delatores".

El escritor Fabiano Massimi.

El escritor Fabiano Massimi. / ALFAGUARA

No es la única similitud, afirma, recordando el asalto de los trumpistas al Capitolio en Washington, el pasado enero. "Volvemos a ver el auge de los extremismos, los nacionalismos, el América ‘first’, cuando entonces decían ‘Alemania primero’, o la búsqueda de chivos expiatorios en polacos y judíos cuando hoy lo son los inmigrantes. Esto lleva al estancamiento de la democracia. Y lo más terrorífico es que Hitler tomó el poder democráticamente. Entonces nadie pensó hasta dónde llegaría".   

"Lo primero que hace Hitler al llegar al poder es enviar a las mujeres a casa para ser madres y esposas para que sus trabajos los hagan los hombres y así bajar el paro"

También equipara el trato de los talibanes a las mujeres con el de la Alemania de Hitler. "Al subir al poder prometió acabar con el paro y lo primero que hace es enviar a las mujeres a casa para ser madres y esposas dejando que sus trabajos los hagan los hombres. En la República de Weimar las mujeres eran más libres". Por ello Massimi se inspira en una policía alemana real de la época para su personaje de la agente Johanna, a la que conocerá Sauer mientras busca a su antigua y desaparecida compañera, Rosa, miembro de la resistencia. Este es un homenaje del autor al grupo de jóvenes opositores de la Rosa Blanca y a Rosa Luxemburgo. 

Himmler tenía un fichero con mucha información comprometedora que podía hacer caer a Hitler

Refleja también la novela la intestina competición por el poder entre los acólitos de Hitler -Himmler, Göring, Goebbels y Heydrich- que se perpeturaría hasta su caída. "Eran muy ambiciosos, se ponían palos entre las ruedas entre ellos y maquinaban para sustituir a Hitler. Himmler tenía un fichero con mucha información y cartas comprometedoras que podían hacerle caer, como conté en ‘El ángel de Múnich’. Pero ellos no habrían sido nada sin Hitler, que vio en ellos ciertas habilidades y los usó a la vez que los enfrentaba entre ellos". 

El luciferino Rudolf Diels

Aparece en la novela otro personaje real, el ambivalente Rudolf Diels, jefe de la policía política. "Fue el primer director de la Gestapo, un hombre fascinante que se hacía llamar Lucifer. Un ‘gentleman’ con un rostro de estrella de Hollywood, de ojos de azul intenso, que atraía a las mujeres, pero con dos cicatrices en las mejillas, fruto de los duelos en las academias militares que se hacían sin protección para mostrar coraje y valor. Se casó con una pariente de Göring y fue su protegido. Reunía información de todas partes y sabía moverse. Era amigo de comunistas y aunque estaba dispuesto a trabajar para Himmler, en realidad lo hacía para sí mismo. Conocía los secretos de los grandes jerarcas nazis y no se le procesó en los juicios de Núremberg. Acabó siendo un político local en un ‘land’ alemán, viviendo tranquilamente como si no hubiera participado en el nazismo". No será, afirma Massimi, la última vez que el lector lo encuentre en sus novelas. 


Suscríbete para seguir leyendo