FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA

Niño de Elche: "Yo traiciono constantemente a mi público"

Un documental estrenado en el certamen, dirigido por Marc Sempere-Moya y Leire Apellaniz, retrata al controvertido artista

SEVILLA, 07/11/2021.- Francisco Contreras, más conocido como El Niño de Elche, posa junto al Guadalquivir para presentar la película "Canto Cósmico. Niño de Elche" en el marco de la 18 edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla, este domingo. EFE/José Manuel Vidal

SEVILLA, 07/11/2021.- Francisco Contreras, más conocido como El Niño de Elche, posa junto al Guadalquivir para presentar la película "Canto Cósmico. Niño de Elche" en el marco de la 18 edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla, este domingo. EFE/José Manuel Vidal / EFE/José Manuel Vidal

Nando Salvà

Nando Salvà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

‘Performer’, escritor y sobre todo un músico tan prolífico como incatalogable, Francisco Contreras se adentra ahora en la creación cinematográfica a través del documental ‘Canto cósmico. Niño de Elche’, que este domingo se ha estrenado en el Festival de Sevilla. Dirigida por Marc Sempere-Moya y Leire Apellaniz, la película se aproxima a uno de los artistas españoles más controvertidos de los últimos años tanto desde su faceta más íntima y familiar como desde las numerosas variaciones de su universo creativo.

Probablemente cualquiera que conozca su obra podrá adivinar que, dado que usted es su protagonista, ‘Canto cósmico’ no es un documental al uso...

Claro. Puesto que mi filosofía creativa se sostiene sobre la búsqueda de la heterodoxia, de lo irregular, de lo contradictorio y lo paradójico, no habría tenido mucho sentido hablar de ello a través de un lenguaje cinematográfico convencional. También es cierto que han pasado siete años desde que se me propuso hacerla, y que yo he cambiado mucho. Mi propuesta artística se estaba formando, y yo no tenía ninguna certeza sobre lo que era y lo que no era capaz de hacer.

En un momento de la película, usted confiesa que durante toda su vida ha sentido miedo, a casi todo. ¿Cómo ha influido ese miedo en quien Niño de Elche es hoy?

Para mí el miedo fue un trauma, y en cierto sentido lo sigue siendo, pero la práctica artística me ha permitido usarlo sobre todo como un motor, algo que me da energía. Por eso dedico la totalidad de mi vida al arte. No hago otra cosa que no esté relacionada con la creación.

Hablando de esto último, asimismo, en otra escena cuenta que su amor por el arte y su dedicación a él siempre han arruinado todas sus relaciones afectivas. ¿Eso siempre vale la pena?

Bueno, yo me siento muy pleno en el sentido amoroso o sentimental, y es precisamente porque me dedico a esto. Me gusta el sexo, y tengo sexo de vez en cuando. Pero, si hablamos del amor en un sentido más profundo, yo solo lo he sentido por mi dedicación al arte, y por las amistades que él me ha proporcionado. Sí, a veces siento esa carencia pero, como digo, en general la creación me permite mantener mis afectos en orden.

Puntualmente ‘Canto cósmico’ parece esbozar una sátira de la industria musical, y de cómo los artistas son tratados como productos o marcas. ¿Corre Niño de Elche el riesgo de convertirse en una mera marca?

No me importa que se use esa palabra al hablar de mí, siempre y cuando sea como sinónimo de un espíritu muy concreto a la hora de abordar la creación. De todos modos, una marca sirve no solo para generar expectativas en quien la consume sino también para colmarlas, y yo a mi público lo traiciono constantemente. Estoy inmerso en un proceso permanente de metamorfosis, y eso hace que se vayan reformulando mis actitudes, mis métodos y mis ideologías. 

En su día, usted se convirtió en blanco de las críticas de quienes se consideran guardianes de la ortodoxia del flamenco. ¿Qué siente acerca del lugar que ocupa actualmente en ese género?

Yo hace un tiempo decidí que ya no soy flamenco sino ‘exflamenco’, y eso para mí es irreversible; después de todo, me temo que hay vicios y modos de pensar conservadores que desgraciadamente no van a desaparecer de ese mundo. Por otra parte, también es cierto que la irracionalidad y la insensatez es parte de lo que le da al flamenco su razón de ser. Es un mundo de pasiones y delirio, y tratar de pensar en él desde la razón y la lógica es perder de vista el sentido mismo de su existencia.

¿Cuánto hay de voluntad de confrontación en su proyecto artístico, no sólo contra la ortodoxia del flamenco sino contra los convencionalismos en general?

Anteriorment, yo era mucho más reaccionario. Hoy, en cambio, simplemente intento generar realidades paralelas. Supongo que eso basta para despertar odios y escepticismos; en cuanto creas algo que no es catalogable ni etiquetable te arriesgas a sufrir los ataques de las instituciones, los críticos, los programadores, el público y hasta tus compañeros. Pero no quiero caer en el victimismo, y no soy seguidor de poetas malditos e incomprendidos. Siempre he creado con el objetivo de llegar a la gente, de unir a las personas, de contribuir a la sociedad. Creo que se trata de la faceta de mi personalidad que es más de izquierdas.