Cuatro décadas después
La Barcelona ‘underground’ que plantó cara a la ‘movida’ en los años 80
La capital catalana cambió de ciclo, tras la era layetana y a la sombra de los fastos madrileños, con una escena inquieta donde confluyeron los impulsos punk, el pop heterodoxo y la vanguardia
40 años de Rock-Ola, la sala madrileña que dio una patada al franquismo
Los Negativos: un libro ilumina la leyenda de la Barcelona 'underground' de los años 80
Jordi Bianciotto
Periodista
Mientras corrían los fastos de la ‘movida’ madrileña, en Barcelona se vivía la famosa resaca de la era layetana, si bien sería erróneo pintar una ciudad en paro clínico. Solo que la escena de aquellos primeros 80 resultó más oscura y ‘underground’, sin conectar con un sentimiento popular eufórico o transformador a gran escala (ni suscitar coberturas institucionales, más bien lo contrario). Embrionarias pulsiones pos-punk, góticas o neo-mod trajeron, por conductos angostos, nuevas estéticas y circuitos de público a esa ciudad que había sido sede de la ‘nova cançó’ y símbolo del antifranquismo.
La Barcelona de los 70 había ejercido, de hecho, un poderoso influjo en el Madrid del Rock-Ola. Empezando por Lorenzo Rodríguez, director de la sala y seguidor de artistas como Máquina!, Pau Riba o Sisa, que había peregrinado a Canet Rock. Su club construyó puentes: los conciertos ‘Rock-celona’, que presentaron allí a Ultratruita, Decibelios, Brighton 64, Último Resorte, C-Pillos… Hasta Los Sírex pasaron por Rock-Ola, en respeto a los pioneros. “Barcelona había estado en el centro de todo”, reflexiona Rodríguez, residente en la capital catalana desde 2008. “Aquí estaban las discográficas y las revistas musicales”, recuerda. “Pero, luego, algo pasó y me da mucha pena”, explica sin ánimo de meterse en fregados políticos. En 1989, él se situó detrás de la revista ‘Boogie’, intento (efímero), desde Madrid, de rivalizar con las barcelonesas ‘Rockdelux’, ‘Popular 1’ y ‘Ruta 66’.
La crónica posible
Pero hay una crónica barcelonesa posible de aquellos primeros 80, como reflejan, desde el flanco más punk-hardcore, los libros ‘Harto de todo’ (Jordi Llansamà), ‘Que pagui Pujol!’ (Joni D.) y ‘Odio obedecer’ (Xavier Mercadé), y desde el más vanguardista, ‘La ciudad secreta’ (Jaime Gonzalo). Laberintos de tribus que cubrían desde la heterodoxia pop (Distrito V, El Hombre de Pekín o Los Burros, antesala de El Último de la Fila) a la experimentación (Macromassa, Ultratruita, Koniec), la reivindicación del rock’n’roll (los populares Loquillo y Los Rebeldes), el ‘revival’ mod (Brighton 64, Telegrama), el punk y pos-punk (de Último Resorte a Kangrena y Shit S. A. pasando por Desechables) y la derivada skin (Decibelios).
Escenarios: del Zeleste de Argenteria al templo ‘mod’ del Boira, el camaleónico Metro (luego, plaza gótica como 666 y Psicódromo), el rockero-garajero Magic, y en torno a la plaza Reial, el bar Texas, más tarde y hasta ahora Sidecar, y el Karma. Templos de una era en que Barcelona emprendió sendas poco complacientes, un poco lejos de los focos.
Suscríbete para seguir leyendo
- Muere Itxaso Mardones, reportera de Gloria Serra en 'Equipo de investigación', a los 45 años
- Hacienda te devuelve 300 euros si tienes un hijo menor de 25 años y 900 si tienes dos: así tienes que ponerlo en la declaración de la renta
- ¿Llamadas que cuelgan? Así son las robollamadas, la nueva táctica de spam telefónico
- La querella del novio de Ayuso se admitirá a trámite pese a la campaña del fiscal para que sea rechazada
- El cabecero de madera de Ikea que se ha convertido número uno en ventas por su precio y facilidad de montaje
- Adiós a los cajones de la cocina: la solución con perchas que puedes colocar en cualquier parte
- La mitad de los nuevos trabajadores indefinidos o son despedidos o renuncian al cabo de un año pese a la reforma laboral
- Sondeo elecciones Catalunya: Los catalanes prefieren a Illa como president y puntúan mejor a Aragonès que a Puigdemont