Crítica de 'Alerta roja': un aparatoso despilfarro

La producción más cara de Netflix hasta la fecha toma préstamos de numerosas ficciones de atracos y sagas como la de James Bond y ‘Misión Imposible’, y copia de forma tan descarada las aventuras de Indiana Jones que, en una de sus escenas, alguien silba la melodía central de ‘En busca del arca perdida’; que la película asuma de forma tan autoconsciente su condición derivativa, en todo caso, no hace que su falta de ideas originales, personalidad estilística e ingenio resulten más aceptables.

Por lo demás, mientras contempla cómo dos hombres situados en lados opuestos de la ley unen fuerzas para derrotar a una audaz ladrona, ‘Alerta roja’ pasa su metraje combinando escenas de explosiones, persecuciones y combates cuerpo a cuerpo tan abundantes como anodinas con un inacabable catálogo de sarcásticos ‘oneliners’ pronunciados por Ryan Reynolds que, en conjunto, son mucho menos graciosos de lo que probablemente tanto él como el director Rawson Marshall Thurber piensen. Y entretanto exhibe una colección de coches espectaculares, vistosos trajes y lujosos decorados que solo sirven para dejar claro que hay ciertas cosas -la creatividad, por ejemplo- que el dinero no puede comprar. En última instancia, eso sí, es una película idónea para el catálogo de Netflix: ideal para ser vista mientras se pliega la colada o se revisan los 'e-mails'.