Nuevo museo
El Moco Museum se estrena en Barcelona con Banksy, Basquiat y Warhol
Un palacio medieval reformado de la calle de Montcada acoge el nuevo museo de arte moderno y contemporáneo fundado por la pareja holandesa Kim y Lionel Logchies
Anna Abella
Periodista cultural
En esta casa desde 1990. Periodista cultural. Buceando en el mundo de los libros desde 2005.
Ubicado en el antiguo palacio Cervelló del siglo XVI, en el número 25 de la calle de Montcada, y nuevo vecino del ilustre Museu Picasso y del Museu Etnològic i de Cultures del Mon, desde este sábado Barcelona cuenta con un nuevo museo: el Moco Museum (‘mo’ de arte moderno y ‘co’ de contemporáneo), que abre puertas con más de 40 obras, la mayoría de grandes como Andy Warhol, Jean-Michel Basquiat, Banksy, Salvador Dalí, Damien Hirst, Keith Haring, David LaChapelle o KAWS.
Lo primero que uno encuentra al cruzar el patio de entrada es el mosaico hecho con cubos de Rubik que dejan ver una chica Bond, del parisino Invader. En seguida recibe al visitante la escultura conservada en formol ‘The Immaculate Heart – Sacred’, de Damien Hirst, un corazón de toro con alas de paloma blanca y atravesado con una daga. "Era del cantante George Michael", apunta sonriente Kim Logchies, que junto a su marido, Lionel Logchies, son los artífices del Moco. Esta pareja de coleccionistas ya fundaron en 2016 un museo homónimo en Ámsterdam, por el que han pasado desde entonces dos millones de visitantes de 120 nacionalidades, la mayoría jóvenes. Pero se les quedaba pequeño y buscaban una nueva sede para ampliarlo. Valoraron Florencia, pero cuando hace un año descubrieron este viejo palacio de la calle de Montcada, que han reformado y alquilado por 20 años prorrogables, tuvieron claro que la elegida sería Barcelona, ciudad que asegura ella, les "encanta".
Son 800 metros cuadrados de espacio expositivo repartido en la planta baja y el primer piso, aunque prevén ampliarlo a una segunda planta. Cuentan con una permanente de la que el 20% de obras proviene de la colección privada de los Logchies y el resto de préstamos de artistas y de coleccionistas. Habrá temporales. La primera, ‘Esplendor de la Noche’, ya ocupa dos salas, dedicadas a las inquietantes obras del artista chileno contemporáneo Guillermo Lorca: grandes lienzos entre la magia y la realidad, que mezclan escenas brutales con bellas y tiernas escenas que parecen sacadas de cuentos de hadas.
La filosofía del Moco es mostrar obras icónicas de artistas reconocidos pero también de "autores en pleno crecimiento". Buscan, señala la anfitriona, "mostrar piezas que creen experiencias y desafíen las normas, que amplíen perspectivas". Como una de las coloridas obras del barcelonés Yago Hortal, las de Basquiat -como ‘Bracco di Ferro’- ejemplo de su interés por los elementos quirúrgicos desde que con siete años pasó semanas en el hospital tras ser atropellado, las de KAWS (su sofá de peluches de Snoopy -‘Man’s best friend sofa’- o ‘Companion’, escultura del tamaño de un niño inspirada en Mickey Mouse). Y en especial, las seis piezas del rompedor Banksy. De este anónimo grafitero codiciado por las casas de subastas no falta una variante de su ‘Niña con globo’, aquí de color dorado, un níveo busto de David que sangra en la frente (lo regaló Brad Pitt a Angelina Jolie), uno de sus irónicos óleos manchados (‘Home sweet home’), ‘Forgive us ous trespassing’, donde transgrede con grafitis los vitrales de una iglesia, o sus burlones ‘Diez monos’, que avisan: "Reíd ahora, pero algún día tomaremos el mando".
Otro de los atractivos del centro es su apuesta por las nuevas experiencias artísticas con una sala dedicada al fenómeno NFT (obras digitales únicas que no pueden replicarse), con artistas como Andrés Reisinger y Beeple, y diversos espacios con piezas inmersivas de arte digital del colectivo japonés teamLab, Les Fantômes y de Studio Irma. Este último grupo holandés pone la guinda al recorrido con ‘Diamond Room’, un espacio que evoca grandes diamantes atados a cuerdas que gracias a un juego de espejos y cambios de color ofrecen una sorprendente experiencia.
"En Ámsterdam y aquí hemos seguido la filosofía de rehabilitar un local antiguo que en su día perteneció a una élite blanca y privilegiada para abrirlo al mundo y al público", señala Logchies sobre el palacio Cervelló, que hasta el siglo XVII era la residencia de la familia noble que le dio nombre. La entrada cuesta 16,50 euros (11,50 para estudiantes y gratis para menores de 13 años), porque, recuerdan, son un centro privado sin ayudas ni subvenciones. "Eso nos da libertad para hacer lo que queremos", concluye Kim Logchies. Otra filosofía marca de la casa.
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